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BASES MORFOLOGICAS
La ventilación resulta de los cambios
activos de volumen del tórax que se transmiten al pulmón
gracias a un sistema de acoplamiento por vacío que asegura
un estrecho contacto, pero sin adherencia, entre pulmón
y caja torácica. que pueden deslizarse entre sí .
Esto se logra por la presencia de las pleuras que, como todas
las serosas, están formadas por una hoja parietal y otra
visceral. La primera tapiza la superficie interna de la caja torácica
en sus áreas costal, diafragmática y mediastínica
formando, a nivel de los hilios pulmonares, una vaina amplia a
los bronquios y vasos (ligamento pulmonar). Sin que se interrumpa
su continuidad la pleura pasa a tapizar, como hoja visceral, toda
la superficie pulmonar . Cada pleura puede compararse a un globo
de goma desinflado y cerrado , con una delgada capa de líquido
en su interior que, adherido tanto a los pulmones como a la pared,
permite un fácil deslizamiento entre éstos sin que
puedan separarse.
La membrana pleural es de origen mesodérmico
y su hoja parietal está formada
por:
- Una capa superficial de células mesoteliales
planas de 1 a 4µ de espesor y de 16 a 40µ de diámetro.
Son extremadamente reactivas y, por su origen mesenquimático,
son capaces de dar origen a múltiples tipos de células
que, con alguna frecuencia, pueden adoptar un aspecto falsamente
neoplásico. Con frecuencia se desprenden y pueden encontrarse
en el líquido pleural
- Una capa fibro elástica laxa en la
cual se encuentran capilares y lagunas linfáticas. Las
células mesenquimáticas de esta capa sirven de
reserva para regenerar el mesotelio pleural
- Una capa fibrosa densa de tejido conectivo (facia endotorácica)
que le da sostén mecánico
La pleura visceral es diferente en distintas
especies animales siendo fina en algunas y gruesa en otras.
En el hombre es gruesa ,como en el caballo, cerdo y oveja, siendo
su tejido sub-mesotelial 3 a 5 veces más grueso que el
de la parietal, lo que significa una barrera importante entre
el espacio pleural y los capilares de la pleura visceral.
CIRCULACION DE LA PLEURA
La pleura parietal recibe su irrigación
de las arterias de la pared torácica, por lo que tiene
el régimen de presiones propio del circuito sistémico.
La irrigación de la pleura visceral en el hombre y animales
de pleura gruesa también proviene de la circulación
mayor a través de las arterias bronquiales, pero la presión
al nivel de su microvasculatura es menor, porque sus capilares
se vacían hacia las venas pulmonares que tienen baja presión.
El drenaje linfático del líquido
pleural se hace casi totalmente a través de aberturas o
estomas de la pleura parietal cuyo diámetro permite el
paso de proteínas y partículas y que comunican con
lagunas linfáticas subyacentes. Los linfáticos son
muy abundantes al nivel de la pleura diafragmática y se
comunican a través de este músculo con los del peritoneo
parietal. Esto explica, en parte, por qué en la ascitis
el líquido peritoneal puede pasar hacia la cavidad pleural
atraído por la presión negativa de este espacio.
La capacidad de drenaje de los linfáticos parietales es
muy superior a la de producción normal de líquido
y sólo puede superada en casos de patologías importantes.
Los linfáticos de la hoja visceral drenan sólo la
pleura en sí misma y no el espacio pleural, y se continúan
con la la red linfática intersticial del pulmón.
INERVACION DE LA PLEURA
La pleura visceral sólo recibe inervación
del sistema autónomo, por lo que carece de sensibilidad.
La pleura costal, inervada por ramas de los nervios intercostales,
es en cambio muy sensible y da origen a un dolor característico
llamado pleural o puntada de costado. La pleura diafragmática
es inervada por el nervio frénico , originado principalmente
en metameros cervicales también relacionados con el plexo
braquial, lo que explica que su irritación se pueda manifestar
por un dolor referido al hombro.
PRESIONES EN EL ESPACIO PLEURAL
Como se vio en el capítulo 2, la presión
intratorácica y del espacio pleural es negativa debido
a la tracción en sentido contrario que ejercen el pulmón
y el tórax. Al final de espiración en reposo, la
presión media es de -5cm H2O.
Esta negatividad no es uniforme en toda la cavidad pleural debido
a que el peso del pulmón y corazón gravitan más
sobre las partes inferiores: por cada centímetro de diferencia
en altura hay una diferencia de presión de aproximadamente
0,30 cm H2O. Esto significa
que en posición vertical, para un pulmón de 30 cm
de altura, la presión en el vértice es alrededor
de 9 cm H2O mas negativa
que en la base.
A pesar que la presión del espacio pleural es negativa
y que la pleura es permeable a los gases, éstos no pasan
de la sangre a esta cavidad debido a que la presión gaseosa
total de la sangre en los capilares que confluyen a las venas
es alrededor de 70 cm H2O
menor que la atmosférica, principalmente por efecto del
consumo de oxígeno en los tejidos. Esto condiciona un gradiente
de alrededor de 65 cm H2O
en favor del paso de gases desde la pleura a la sangre., que explica
la reabsorción gradual espontánea del aire acumulado
en la pleura (neumotórax) por rotura del pulmón
o heridas parietales.
Lo esencial para que las pleuras cumplan con su rol
de mantener acoplados el pulmón y
la caja torácica es la negatividad de la presión
del espacio pleural que se pierde toda vez que que este
espacio se comunica patológica o artificialmente
con el ambiente.
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FORMACION Y CIRCULACION DEL LIQUIDO PLEURAL
Por razones obvias, no ha sido posible estudiar
este aspecto en seres humanos en condiciones fisiológicas,
de manera que el modelo actualmente aceptado se basa en extrapolaciones
de la experimentación animal y en observaciones realizadas
en patología humana. El uso de información obtenida
en conejos y otros animales de pleura visceral delgada, diferente
de la pleura visceral gruesa del hombre, explica los conceptos
contradictorios que aún pueden encontrarse en algunos textos.
El líquido normalmente presente en la
cavidad pleural proviene, por ultrafiltración, de los capilares
sistémicos de la pleura parietal y su movimiento se rige
por la ecuación de Starling, que describe el movimiento
de agua entre compartimentos vasculares y extravasculares. Los
factores determinantes son la permeabilidad del endotelio capilar
(K) y las diferencias de presión hidrostática (P)
y presión oncótica (C) entre el capilar (c) y en
el intersticio pericapilar (i). La constante
es un coeficiente de reflección de solutos, en esta caso
proteínas, que se relaciona con su posibilidad de paso
a través del endotelio.
Mov líquido= K((Pc-Pi) - (Cc-Ci))
En condiciones fisiológicas el líquido
ultrafiltrado al nivel de los capilares de la pleura visceral
se drenaría por entero hacia los linfáticos del
intersticio pulmonar, ya que por el grosor de esta hoja el líquido
difundiría nula o escasamente al espacio pleural. En condiciones
patológicas que aumentan el liquido en el espacio intersticial
en forma excesiva puede pasar parte
del líquido a espacio pleural.
El modelo mas aceptado de la situación
normal se esquematiza en la Figura 8-1.
Figura 8-1. Representación esquemática
de la producción y circulación del líquido
pleural en el hombre. La formación de líquido
pleural por ultrafiltración depende del balance entre
las presiones que mueven el líquido desde los capilares
parietales hacia el espacio pleural (presión intracapilar,
presión negativa intratorácica, presión
oncótica del líquido pleural) y aquellas que
tienden a impedir su salida (presión oncótica
intracapilar). La reabsorción de líquido y proteínas
tiene lugar a través de los estomas linfáticos
de la pleura parietal. Por el grosor de la pleura visceral,
en condiciones normales el intercambio de líquido entre
su microvasculatura y el espacio pleural es escaso o nulo,
de manera que el líquido ultrafiltrado se acumula en
el intersticio pulmonar desde donde es drenado por los linfáticos
del pulmón. Las presiones usadas en el esquema son
las calculadas para las bases pulmonares.
Las presiones están expresadas en cm H2O
y corresponden a las de la base pulmonar en posición vertical.
El ultrafiltrado resultante tiene, al momento de salir, una baja
concentración de proteínas (0,3 g/dl). Luego, por
reabsorción de agua, probablemente al nivel de las vénulas
que tienen baja presión, la concentración de proteínas
sube a 1,5 g/dl, que es el nivel encontrado en el líquido
pleural de individuos normales. Estas proteínas generan una
presión oncótica de escasa significación en
el liquido pleural y son reabsorbidas a través de los estomas
de los linfáticos parietales cuyo diámetro oscila
alrededor de unos 6 µ. . De acuerdo a estudios con albúmina
marcada, el recambio neto de líquido en reposo sería
lento (15 ml diarios) y aumentaría con la actividad de los
músculos intercostales y el diafragma, que exprimen los linfáticos
que los atraviesan. El equilibrio entre producción y reabsorción
mantiene una pequeña cantidad de líquido pleural que
facilita el deslizamiento entre ambas hojas pleurales. Se calcula
que su volumen es entre 7 y 14 ml en cada pleura. |
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