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El
objetivo principal de la atención médica es sanar
o aliviar a las personas afectadas por una enfermedad y, para ello,
diagnosticar la enfermedad, es un paso fundamental basado en lo
que el enfermo relata y lo que su examen aporta, que son los
temas de esta sección.
La gestación de una
enfermedad y sus manifestaciones pueden ilustrarse con el siguiente
esquema:
SINTOMAS Y SIGNOS
La enfermedad se inicia por
la interacción entre un agente, externo o interno, y un terreno
susceptible, pudiendo esta relación ser modulada por factores
externos ambientales y sociales. La enfermedad genera en el individuo
afectado alteraciones morfológicas y funcionales que se exteriorizan
como síntomas subjetivos y signos objetivos los cuales, junto
a los factores anteriores, permiten identificar con mayor o menor
precisión la enfermedad.
El desarrollo de enfermedad
depende del balance entre agente y terreno: en un terreno muy susceptible
la agresión del agente puede ser mínima y resultar
en enfermedad; si el terreno tiene una alta resistencia puede no
producirse la enfermedad aunque el agente esté presente y
un agente de mucha potencia o magnitud puede actuar sobre terrenos
muy poco susceptibles.
Por la multiplicidad de variantes
posibles en estos factores no existe una fisonomía única
y exclusiva para cada enfermedad: iguales síntomas y signos
pueden corresponder a enfermedades diferentes y una misma enfermedad
puede dar manifestaciones diferentes en distintos individuos y en
el mismo individuo en distintas circunstancias. Este hecho justifica
la definición que dice que la medicina es el arte y técnica
de decidir en la incertidumbre, la cual, debemos tratar de reducir,
detectando en lo posible el máximo de los factores significativos
involucrados.
La semiología en
la técnica que nos permite obtener detectar síntomas
y signos e interpretarlos en términos de alteraciones morfológicas
o funcionales o de un patrón clínico, que orienta
con menor o mayor precisión hacia determinadas posibilidades
diagnósticas. La información sobre síntomas
se obtiene a través de la historia o anamnesis y la referente
a signos por el examen físico y exámenes auxiliares
Nunca se podrá insistir
demasiado en la importancia de la anamnesis que permite plantear
la hipótesis diagnóstica correcta en más del
75% de los casos. El examen físico es el complemento fundamental
de la historia para la confirmación , rechazo o reemplazo
de hipótesis diagnósticas.Si bien los avances tecnológicos
actuales detectan con mayor precisión muchos de los signos,
el examen físico mantienes sus ventajas de accesibilidad
y bajo costo y, si se tiene conciencia de su real nivel de sensibilidad
y especificidad , sigue siendo un elemento fundamental en clínica.
La relación entre
las alteraciones patológicas y sus manifestaciones no es
constante ni unívoca: un trastorno importante puede no dar
ni síntomas ni signos o puede ser enmascarado o neutralizado
por otra enfermedad concomitante y una misma manifestación
puede ser expresión de diferentes alteraciones. Esto significa
que no todos síntomas y signos tienen igual poder diagnóstico
y para describir sus características operativas se recurre
a dos conceptos que describen el comportamiento del elemento semiológico
en pacientes que se sabe que tienen o que no tienen determinado
trastorno o enfermedad.
Sensibilidad: es
el porcentaje de los pacientes con determinada alteración
patológica que presentan el indicador que se analiza. Refleja
la capacidad del síntoma o signo para detectar esa alteración
o enfermedad cuando ésta existe.
Especificidad: es
el porcentaje en que el indicador semiológico resulta
negativo en los sujetos que no presentan la alteración patológica
en estudio.
Estos conceptos se comprenden
mejor a través de un esquema, llamado 2 x 2, (Figura 18-A)
que aplicaremos al caso hipotético de un signo físico
estudiado en un grupo de 100 pacientes, de los cuales 70 tienen
comprobadamente el trastorno y 30 no lo tienen:
Figura 18-A.
Esquema 2 x 2
De acuerdo con la presencia
o ausencia de enfermedad y la positividad o negatividad del signo
los 100 casos se distribuyen dentro de alguna de las cuatro celdas:
- En la celda VP o de casos verdaderos
positivos están 68 de los 70 pacientes con enfermedad
que presentan el signo positivo, o sea, que fueron correctamente
detectados por éste. La sensibilidad, en este caso, es
de un 97 % (casos VP en relación al total de examinados),
lo que indica una alta capacidad de detectar la enfermedad.
- En la celda FN de los falsos negativos
hay 2 pacientes que, a pesar de tener la enfermedad no presentaron
el signo, lo que constituye una limitación leve de la
capacidad de detección del síntoma. Estos casos
son los que bajan la sensibilidad del signo.
- De los 30 sujetos que no tienen la enfermedad
24 no presentaron el signo por lo que son verdaderos negativos
(VN), lo que da una especificidad moderada de 80% (porcentaje
de VN en relación al total de sujetos sin enfermedad).
- Los falsos positivos FP son 6 sujetos
sin enfermedad que presentaron el signo, lo que limita la capacidad
de identificación o especificidad del signo.
En resumen, el signo del
ejemplo es útil para pesquisar la enfermedad por su alta
sensibilidad, pero debe tenerse presente que puede rotular falsamente
como sanos a un 20% de los casos, o sea, su poder diagnóstico
para comprobar la identidad de la enfermedad es limitado y debe
complementarse con otros indicadores.
El cálculo de las
características operativas de un indicador corresponde al
investigador clínico quien lo evalúa analizando sus
resultados en sujetos con diagnóstico previamente comprobado
a través del indicador más fidedigno de que se disponga
o patrón oro. De lo anterior se deduce que lo que esta calificación
indica es que calidad de ayuda puede prestarnos un dato semiológico
en relación a un grupo de pacientes con el trastorno o enfermedad
determinada; pero la situación para el médico tratante
ante el paciente individual es diferente. Lo que éste sabe
es un resultado y lo que necesita saber es con que grado de probabilidad
este dato le permite apoyar o excluir sus la o las hipótesis
diagnósticas que se haya planteado. Para este efecto existen
otros indicadores que se pueden calcular con los datos del mismo
cuadro 2 x 2, pero estableciendo otras relaciones, que parten del
resultado de los exámenes que son la información que
realmente conoce el médico que atiende al enfermo.
Valor predictivo
positivo: es la proporción de los resultados
positivos que corresponden a pacientes que efectivamente tienen
el trastorno o enfermedad ligada a ese síntoma, signo o examen.
En el ejemplo del cuadro, 74 pacientes tuvieron el signo positivo
y de estos 68 eran verdaderos positivos, o sea, el valor predictivo
de un hallazgo positivo es de 92%.
Valor predictivo
negativo: es la proporción de los resultados negativos
que corresponden a pacientes que no tienen el trastorno en cuestión.
En el cuadro hubo 26 pacientes con signo negativo y de éstos
24 eran verdaderos negativos, lo que significa un valor predictivo
de 92%.
Debe tenerse presente que
la sensibilidad y especificidad de un dato semiológico no
dependen de la prevalencia de enfermedad en la población,
ya que estos índices se calculan con los datos de los casilleros
verticales que siempre corresponderán o sólo a enfermos
o sólo a individuos sin ese trastorno, sin que influya la
cantidad de uno y otros, salvo casos extremos. Los valores predictivos,
en cambio, se calculan con los datos de los casilleros horizontales
separando resultados positivos de negativos que pueden corresponder
tanto a enfermos como a no enfermos. Esto significa que si se examina
sujetos de una población con alta prevalencia de esa enfermedad
la posibilidad que haya más resultados positivos es más
alta que si la prevalencia de ese trastorno es baja.
Cuociente de probabilidad
(likelyhood ratio)
En una buena parte de los
exámenes de laboratorio los resultados no son binarios, o
sea, no están restringidos a sólo dos alternativas
mutuamente excluyentes, sino que se disponen como un continuo, o
sea, una secuencia de valores cada uno de los cuales tiene un diferente
poder discriminatorio o diagnóstico. .Sin embargo, es corriente
establecer un punto de corte único que , si bien separa la
mayoría de los casos positivos de la mayoría de los
casos negativos no es absolutamente exacto. Esta situaciónse
comprende mejor con el esquema de la figura 18-C : en un examen
cuyo punto de corte sea 50, un resultado de 49 debe calificarse
como negativo mientras que uno de 51 debe calificarse como positivo,
aunque solo difieran en 2 unidades, lo que puede deberse a una variación
del método de laboratorio. Además, el resultado de
51 que esta sólo una unidad sobre el punto de corte es considerado
positivo con igual fuerza o poder que uno de 98 que supera el punto
de corte en 48 unidades.
Figura 18-C- Esquema
de efecto de punto de corte único, en un examen de liquido
pleural para diferenciar exudados de transudados..
Este problema se supera dividiendo
el continuo de los posibles resultados de un examen en varios segmentos
y calcular el cuociente de probabilidad para cada uno de ellos con
lo cual se aprovecha el valor discriminatorio de los resultados
intermedios. (Ver ejemplo en vínculo extraprogramático
del Capítulo 49 de Derrame Pleural.).Cuando
en un paciente se ha acumulado suficiente cantidad de información
epidemiológica y semiológica como para plantear una
hipótesis diagnóstica es posible adjudicar a ésta
un grado alto, mediano o bajo de probabilidad, que se tratará
de confirmar o descartar mediante el examen mas apropiado. El poder
que tiene el resultado de este examen para modificar la probabilidad
previa a su realización (probabilidad pre-test), puede cuantificarse
mediante un índice denominado razón de probabilidad
(likelyhood ratio):
|
sensibilidad |
Razón de
probabilidad = |
--------------------- |
|
1- especificidad |
lo que, dicho de otra manera,
la razón de probabilidad positiva es la razón entre
la proporción de resultados postiivos verdaderos en los pacientes
con la enfermedad o alteración en estudio y la proporción
de resultados falsos positivos en los pacientes que tienen los pacientes
que no tienen la enfermedad. Aplicando este índice
a la probabilidad pre-test por se obtiene la probabilidad post-test,
lo que involucra algunos cálculo intermedios que se pueden
obviar recurriendo al nomograma de Fagan (Figura 18-B)
Figura 18-B:
Conectando con una recta la probabilidad pre-test
con el cuociente de probabilidad ( likelyhood ratio) correspondiente
al resultado del examen efectuado, la prolongación
de la línea cortará la tercera columna en
el valor de la probabilidad post-test.
El grado de certidumbre que
se tenga respecto a la hipótesis previa al test puede, a
su vez, determinar como se interprete los resultados de un examen.
Así, un resultado positivo de un examen que tenga con
un cuociente de probabilidad bajo, por estar cerca del punto de
corte, puede serestimado como suficiente para terminar de certificar
un diagnóstico que desde antes del examen se calificó
muy probable. En cambio, el mismo resultado puede ser considerado
como no determinante si la probabilidad pre-test era dudosa.
Los indicadores numéricos
que se han mencionado corresponden a conceptos que los médicos
usan intuitivamente lo que resulta suficiente para la práctica
clínica corriente. En trabajos de investigación y
en la elaboración de pautas o guías de atención
es si necesario usar los índices numéricos por su
mayor objetividad. Ante casos clínicos difíciles o
cuando se consideran exámenes costosos o invasivos también
resulta útil recurrir a esta información numérica
más precisa.,
Otros determinantes en
la obtención e interpretación de resultados.
Además de las limitaciones
intrínsecas de los síntomas y signos existen otros
factores que influyen en el rendimiento del examen clínico,
que es necesario tener presentes para valorar adecuadamente la información
obtenida:
Factores dependientes del
médico:
- Oscilaciones de la capacidad de percepción
de los sentidos y de la capacidad de análisis y concentración,
tanto espontáneas como por cansancio, tensión,
etc.
- Inclinación a sobrevalorar los
hallazgos que satisfacen las expectativas diagnósticas
o pronosticas del examinador, bajando el perfil de las que no
lo hacen.
- Incompetencia para interrogar y escuchar
o falta de dominio de las técnicas del examen físico.
Factores dependientes del
paciente:
- Alteraciones fisiológicas y psicológicas
de paciente ante el examen médico mismo.
- Fragilidad e inseguridad de la memoria
que se puede acentuar en la enfermedad
- Enmascaramiento de síntomas y
signos por medicamentos u otras enfermedades concomitantes.
- Modificación de la información
por el impulso espontáneo de agradar o antagonizar al
médico, por vergüenza u otros intereses.
Factores externos:
- Examen en condiciones inadecuadas: ruido,
mala iluminación, falta de privacidad, falta de tiempo,
etc.
- Equipos auxiliares defectuosos o mal
calibrados.
- Mala calidad del laboratorio ejecutor.
La enumeración de
estos puntos, que se verán con más detalle en relación
a las situaciones y enfermedades pertinentes, no está destinada
a sembrar el desaliento sino que destacar la necesidad de mantener
una actitud de alerta metódica. Siempre se debe estar preparado
para reinterrogar al paciente, repetir el examen físico y
revisar las hipótesis y conclusiones porque se está
trabajando con probabilidades en un terreno con muchos obstáculos.
Teniéndolos presentes es posible evitarlos.
Se insiste con frecuencia
que todo enfermo debe tener una historia y examen físico
"completos", pero tal exigencia exige algunas precisiones. En primer
lugar, no existe definición de lo que se entiende por completo
y sólo después de haber llegado al diagnóstico,
tratado al paciente y observado su evolución es posible determinar
si la historia y examen incluyeron todo lo necesario. En realidad,
lo útil es obtener, en primer término, la información
centrada en la patología prevalente, sabiendo que esta base
deberá ampliarse en la medida que nuevas hipótesis
diagnósticas o hallazgos lo exijan. La historia y el examen
físico son un proceso en constante elaboración que
es mejor no dar nunca por terminado.
En segundo término,
la extensión y profundidad de estos procedimientos dependerá
del contexto en que se preste la atención y de sus objetivos.
En un hospital docente, los pacientes son, en general, complejos
y esperan una solución lo más global posible de sus
problemas de salud. Existe, además, un objetivo académico
que obliga a los docentes a aprovechar cada caso para enseñar
lo más posible y al estudiante a formarse al máximo
en las actitudes y habilidades que luego deberá aplicar en
su ejercicio profesional. En un servicio de urgencia, en cambio,
la situación es muy diferente: el tiempo es escaso y se consulta
por un problema crítico cuya solución debe concentrar
todos los esfuerzos. En una policlínica, dedicar horas a
un paciente puede significar dejar sin atención a otros.
Cada una de estas circunstancias exige una estrategia diferente
que debe ser óptima en relación a sus objetivos.
En este capítulo enfatizaremos
la interpretación de los hallazgos semiológicos en
términos anatómicos y funcionales y, como complemento,
se anotarán las enfermedades que con mayor frecuencia pueden
causar estas alteraciones. Se supone que el estudiante recuerda
sus conocimientos básicos de morfología y fisiología,
tanto normales como patológicas. De no ser así es
conveniente que se consulte los capítulos correspondientes.
No se analizarán las manifestaciones excepcionales de las
enfermedades ni aquellas propias de afecciones de muy baja frecuencia,
ya que en estos casos, incluso para el médico formado, lo
más razonable y prudente es consultar la literatura o a los
especialistas correspondientes. Lo que es inaceptable es confundir
"no se sabe" con " yo no sé"
CAPITULO 18
ANAMNESIS
ANAMNESIS PROXIMA
Las enfermedades del sistema
respiratorio comparten una amplia gama de síntomas con las
enfermedades de otros sistemas, pero existen algunos cuya existencia
apunta con relativa especificidad hacia el aparato respiratorio:
a) Dolor torácico
b) Tos
c) Expectoración
d) Hemoptisis
e) Disnea
f) Ruidos respiratorios audibles para el paciente o durante la
entrevista
g) Síntomas secundarios a trastornos respiratorios del
sueño
h) Manifestaciones de insuficiencia respiratoria
El poder diagnóstico
de estos síntomas, o sea, su capacidad de revelar una determinada
alteración morfológica o funcional, aumenta en la
medida que se precisan sus características significativas
a través de un interrogatorio metódico.
En el análisis que
sigue se anotan entre comillas los términos que más
frecuentemente usan los pacientes para referirse a estos síntomas.
DOLOR TORACICO
El dolor es un síntoma
que mueve al afectado a consultar rápidamente al médico
y, cuando se presenta en el tórax, produce alarma porque
el paciente lo atribuye con frecuencia al pulmón o al corazón.
El pulmón en sí mismo carece de inervación
sensitiva, de manera que lesiones pulmonares, aunque sean graves,
no presentarán dolor mientras no comprometan estructuras
vecinas sensibles. En cambio, las otras estructuras torácicas
pueden ser fuente de dolor, identificable a través de las
características del síntoma, su relación con
la respiración, tos y movimientos del tronco y por signos
concomitantes del examen físico.
Pleura:
la hoja parietal, inervada por los intercostales, es la responsable
del dolor pleural. Su irritación produce un dolor punzante
e intenso como clavada o puntada, llamado puntada de costado, que
aumenta con la inspiración y con la tos, hasta el punto de
dificultarlas o impedirlas. En ambas circunstancias el aumento se
debería al roce de las hojas pleurales inflamadas. Este dolor
se percibe habitualmente como localizado en la parrilla costal situada
sobre la zona alterada, por lo que ha sido llamado puntada de costado.
Los movimientos del tronco y la presión sobre el espacio
intercostal pueden también aumentarlo leve o moderadamente.
Cuando el área comprometida es la pleura diafragmática,
el dolor se proyecta al hombro del mismo lado por irradiación
a través del nervio frénico. Las causas más
frecuentes de la inflamación o irritación pleural
son neumonía, infarto pulmonar, pleuritis y neumotórax.
La sensibilidad del síntoma es alta en cuanto a indicar compromiso
pleural, pero debe recordarse que varias de estas enfermedades pueden
cursar sin llegar a la pleura. Además, en enfermedades de
instalación insidiosa como las neoplasias el signo suele
faltar.
Nervios intercostales:
pueden comprometerse por inflamación o por compresión,
especialmente al nivel de la columna vertebral, dando origen a dolores
que suelen rodear el hemitórax a lo largo del espacio intercostal
correspondiente y que aumentan claramente con la presión
directa y movimientos. En la neuritis por herpes zoster aparecen
zonas de eritema y vesículas a lo largo del trayecto del
nervio comprometido, con hiperestesia cutánea marcada.
Huesos del tórax:
las lesiones óseas degenerativas, traumáticas, neoplásicas
o inflamatorias, se acompañan de dolor percibido directamente
en la zona lesionada, que aumenta con los movimientos y la presión,
o de dolor irradiado, por compromiso de los nervios intercostales
vecinos.
Músculos
y estructuras fibrosas del tórax: pueden ser
afectados mecánicamente (traumatismo directo, elongación,
etc.), por inflamación (miositis, fibrositis) o por contractura
mantenida. Esta última se produce en situaciones de tensión
psíquica, como defensa antiálgica para inmovilizar
zonas dolorosas o en alteraciones posturales. El dolor en estos
casos suele ser de tipo sordo o cansado y aumenta con la presión,
movimientos y determinadas posiciones. Se alivia con el masaje suave
o con el calor local, que relajan el músculo contraído.
Es el tipo de dolor torácico más frecuente ("dolor
de espalda", "dolor al pulmón").
Miocardio:
el músculo cardíaco es sensible a la hipoxemia por
insuficiencia de irrigación coronaria. Da origen al dolor
llamado anginoso, que es referido a otras estructuras inervadas
por el mismo metámero medular que el corazón: esternón,
lado izquierdo del cuello y mandíbula, extremidad superior
de ese mismo lado y epigastrio. Este síntoma tiene como característica
que es desencadenado por el esfuerzo físico y, con menor
frecuencia, por el frío, tensión psíquica,
etc. Estas condiciones tienen en común que aumentan la actividad
cardíaca generando una mayor demanda metabólica del
miocardio, que no puede ser satisfecha por la irrigación
deficiente. Se alivia rápidamente con el reposo o con nitritos
que tienen acción vasodilatadora coronaria rápida.
La hipertensión pulmonar puede producir un dolor parecido,
aparentemente por distensión de la arteria pulmonar o por
reducción del gasto cardíaco, con disminución
de la irrigación coronaria.
Pericardio:
la inflamación de esta serosa puede manifestarse con un dolor
parecido en su localización al anginoso, pero con escasa
o nula relación con el esfuerzo. Aumenta, en cambio, en posiciones
de decúbito que hacen más estrecho el contacto entre
ambas hojas pericárdicas inflamadas, y alivia al sentarse
inclinado hacia delante. En otras ocasiones, el dolor es parecido
a una puntada pleural de localización central o precordial.
Aorta:
el aneurisma disecante de la aorta provoca un dolor intenso al separarse
las capas íntima y media del vaso. Suele ser referido al
esternón, dorso y aun a las extremidades inferiores. Suele
acompañarse de déficit de los pulsos en las extremidades
superiores y signos de isquemia cerebral, debidos a obstrucción
de ramas aórticas por la íntima desprendida.
Esófago,
estómago y páncreas: ocasionalmente
los dolores originados en estos órganos pueden imitar el
dolor anginoso o el pleural, pero generalmente se identifican por
su relación con la deglución o o por la concomitancia
de otros síntomas y signos digestivos.
Los datos que da el paciente
suelen ser suficientes para orientar sobre el origen del dolor,
pero la seguridad se alcanza con el apoyo complementario del examen
físico y, muchas veces, de exámenes auxiliares.
TOS
El árbol respiratorio
produce diariamente alrededor de 75 a 100 ml de secreciones mucosas
y serosas que se disponen como una capa que es movilizada en forma
insensible por la actividad ciliar hasta la glotis, desde donde
se degluten. Esta correa transportadora adhesiva es capaz de atrapar
y eliminar la mayor parte de las partículas que penetran
a los bronquios con el aire inspirado. Cuando las secreciones aumentan
excesivamente, el sistema se hace insuficiente y aparece la tos,
reflejo defensivo destinado a expulsar el exceso de secreciones
del aparato respiratorio mediante espiraciones explosivas y violentas.
Los receptores de este reflejo
son terminaciones nerviosas situadas especialmente en la laringe,
tráquea y bifurcaciones de los bronquios de grueso y mediano
calibre. Los bronquíolos y alvéolos son insensibles
a la estimulación por secreciones, de manera que éstas
deben ser llevadas por la acción ciliar hasta los bronquios
más gruesos, para luego ser removidas por la tos.
Las secreciones causantes
de la tos también pueden provenir de las vías aéreas
supraglóticas. Una causa muy frecuente de tos crónica
es la descarga posterior de secreciones rinosinusales hacia la laringe,
donde excitan los receptores tusígenos. Por aspiración
insensible pueden llegar hasta la tráquea y provocar tos
con expulsión de secreciones, lo que puede interpretarse
erróneamente como enfermedad bronquial.
En ausencia de secreciones
puede existir tos por irritación de receptores tusígenos
por otros estímulos: irritantes físico-químicos,
neoplasias, cuerpos extraños, alergenos, medicamentos, etc.
El aumento de rigidez del intersticio pulmonar por infiltración
edematosa, inflamatoria o fibrótica también puede
provocar tos por estimulación de receptores parenquimatosos.
En la pleura también existen receptores que pueden dar origen
a tos sin secreciones. Ocasionalmente el síntoma puede originarse
en irritación de receptores extra respiratorios, como sucede
en enfermedades del conducto auditivo externo. Esta multiplicidad
de posibilidades hace que la especificidad del síntoma sea
muy baja en cuanto a una enfermedad determinada.
Ocasionalmente el asma se
manifiesta como crisis de tos sin la disnea o ahogo sibilante característica.
Esta condición se denomina equivalente asmático y
se debe sospechar en enfermos con tos persistente o paroxística
sin una explicación clara. La comprobación de obstrucción
bronquial difusa en la espirometría, ya sea espontáneamente
o después de la provocación con aerosol de metacolina,
confirma el diagnóstico.
La vía aferente del
reflejo de la tos son fibras vagales que llevan los estímulos
a los centros bulbares que controlan la respiración. La vía
eferente son los nervios frénicos y los que inervan los músculos
espiratorios del tórax y abdomen, así como los nervios
laríngeos que controlan el cierre y apertura de la glotis.
El reflejo comprende una inspiración profunda seguida de
cierre de la glotis que se mantiene mientras sigue el esfuerzo espiratorio,
comprimiéndose el aire contenido en los pulmones y vías
aéreas (fase comprensiva). Bruscamente la glotis se abre
y el aire sale a gran velocidad (fase expulsiva), arrastrando las
secreciones y materias extrañas al árbol respiratorio.
En el análisis de
la tos se debe considerar metódicamente los siguientes aspectos.
Producción y eliminación
de secreciones: cuando no hay eliminación de secreciones
y no existen ruidos que indiquen su existencia se habla de tos seca.
En cambio, la tos se denomina húmeda o productiva cuando
se a compaña de ruidos de secreciones que pueden eliminarse
al exterior como expectoración (tos productiva) o ser retenidas
o deglutidas (tos no productiva). Esta última situación
es frecuente en mujeres, a quienes les repugna o les da vergüenza
expectorar, y en niños pequeños que no saben hacerlo.
El paciente se refiere a
la expectoración usualmente como "flemas" o "desgarro",
aunque algunos reservar esta última designación sólo
para la expectoración purulenta o con sangre.
Modo de comienzo: el
comienzo de la tos puede ser brusco o insidioso y, si bien ello
concuerda usualmente con el carácter agudo o crónico
de la afección causal, hay numerosas excepciones. Debe indagarse
sobre las circunstancias en que se inició la tos (posibilidad
de contagio, trapicamiento, aspiración de vómitos,
etc.) y los síntomas concomitantes (fiebre, dolor torácico,
disnea, etc.)
Duración:
conviene precisar la duración de la tos en días o
meses o a partir de una determinada fecha o edad, ya que las calificaciones
del paciente del tipo de "mucho" o "poco tiempo" pueden corresponder
tanto a días como a varios años, según lo acostumbrado
a toser que esté el paciente. Es también corriente
que el enfermo dé importancia sólo al último
incremento de su tos, despreciando u olvidando años de tos
previa menos intensa, a la cual está habituado. Esto es frecuente
en fumadores, quienes incluso hablan de "tos normal". Muchas veces
es un familiar, molesto con la tos, quien da el dato real.
Intensidad: mientras
no tengamos ocasión de observar al paciente tosiendo, debemos
aceptar la evaluación subjetiva del enfermo, que suele ser
de un valor limitado. En general, los tosedores crónicos
la subvaloran y las personas que no la han sufrido tienden a calificarla
con superlativos. Nuevamente la opinión de familiares puede
ser útil, al igual que el grado de interferencia del síntoma
con el sueño y actividades normales del paciente.
Factores desencadenantes:
Aparte de aquellos factores que pueden aparecer como responsables
del cuadro de fondo, es necesario individualizar los agentes o circunstancias
que aumentan o desencadenan episodios de tos, ya que ello puede
dar indicios sobre su origen.
Los cambios de temperatura
y la inhalación de irritantes tienen generalmente un rol
inespecífico y provocan tos, cualquiera que sea la enfermedad
basal. El ejercicio suele tener el mismo rol inespecífico,
pero cuando se observa regularmente episodios de tos después
de esfuerzos es posible que se trate de un equivalente asmático,
desencadenado por la desecación y enfriamiento de la vía
aérea por el aumento de ventilación que ocurre en
estas condiciones.
La aparición de la
tos en determinadas posiciones suele indicar vaciamiento de secreciones
acumuladas en cavidades, tales como bronquiectasias o abscesos pulmonares.
En tumores de cuello o mediastino vecinos a la tráquea y
grandes bronquios, la tos puede aparecer con determinadas posiciones
del cuello que hacen que el tumor comprima la vía aérea.
Cuando la tos es de origen alérgico, es posible relacionarla
con la exposición a un determinado alergeno: polvo de habitación
al barrer o sacudir; pólenes en primavera y verano; plumas
al sentarse en determinados muebles; caspa de animales en contacto
con ellos, etc. La tos durante las comidas sugiere trastornos de
deglución con aspiración de alimentos.
Tonalidad y timbre:
en la laringitis la tos suele ser ronca o "de perro", mientras que
en la parálisis de una cuerda vocal adquiere un carácter
bitonal, porque cada cuerda produce un ruido de diferente frecuencia.
Relación con otros
síntomas respiratorios.- La tos exacerba el dolor originado
en la tráquea, pleura, nervios intercostales y en las estructuras
osteomusculares del tórax. También puede provocar
disnea, como consecuencia del esfuerzo o de espiraciones sucesivas
que retrasan la inspiración en un paroxismo prolongado, o
actuar como estímulo inespecífico en asmáticos.
Inversamente, también puede aliviar la disnea en una crisis
de asma cuando logra eliminar secreciones que estaban obstruyendo
bronquios.
Complicaciones:
en accesos violentos el fuerte aumento de la presión intratorácica
puede interferir con el retorno venoso o elevar bruscamente la presión
del líquido cefalorraquídeo y producir mareos y pérdida
de conocimiento (síncope tusígeno). La hipertensión
venosa, secundaria al mismo mecanismo, puede causar hemorragias
conjuntivales. El esfuerzo espiratorio violento puede producir fracturas
costales, especialmente en ancianos con osteopenia.
EXPECTORACION
Se define como expectoración
las secreciones provenientes de las vías aéreas que
se eliminan por la boca. La expectoración está compuesta
por cantidades variables de secreciones, producidas por las glándulas
mucosas bronquiales y por las células caliciformes; de células
exfoliadas e inflamatorias; de glicoproteínas, lisozima,
IgA secretoria, etc.
La descripción y calificación
de la expectoración tiene su mayor valor cuando se basa en
la observación directa del médico, pero muchas veces
nos vemos obligados a confiar, al menos inicialmente, en la apreciación
del paciente que suele ser poco objetiva.
El primer paso en el estudio
de la expectoración es determinar el sitio de origen de la
secreción eliminada, que puede provenir del árbol
bronquial, caso en el cual se elimina mediante la tos, o de la faringe,
nariz o cavidades paranasales, siendo entonces corriente que se
expulse mediante una maniobra de limpieza voluntaria de la faringe
("carraspera").
Centrando la atención
en aquella de origen infraglótico corresponderá determinar
sistemáticamente las siguientes características:
Cantidad: los calificativos
como "mucha", "poca", "más o menos" son absolutamente insuficientes.
Una misma cantidad, de 30 ml por ejemplo, es "poquísimo"
para un portador de bronquiectasias acostumbrado a eliminar sobre
100 ml diarios, y será en cambio "una enormidad" para una
paciente que tiene una bronquitis por primera vez, sobre todo si
la expectoración le produce asco. El ideal, más factible
en el paciente hospitalizado, es medir la expectoración en
un vaso graduado. En su defecto, en el enfermo ambulatorio es útil
calcular el volumen por comparación con medidas domésticas:
cucharadas grandes (20 ml) o tazas (150-200 ml).
La eliminación brusca
de una gran cantidad de líquido (100-150 ml) se llama vómica
y se debe al vaciamiento de alguna colección intrapulmonar
(absceso, quiste hidatídico) o extrapulmonar (empiema pleural,
absceso subfrénico) que se ha abierto camino a través
del pulmón. Puede ser cristalina como agua, en el caso de
un quiste hidatídico, o con diferentes grados de purulencia
en los restantes.
Composición:
Por la simple observación es posible distinguir el componente
predominante de una expectoración, lo que permite calificarla
como:
Serosa: constituida
por líquido similar al suero o plasma. Se observa principalmente
en la congestión pulmonar pasiva con edema alveolar debido
al aumento de presión hidrostática en el capilar pulmonar.
Con frecuencia se hace espumosa por efecto de batido por la ventilación
y, cuando la congestión es intensa, puede ser rosada por
hemorragias capilares.
Mucosa: formada
por mucus, transparente o blanquecino y de consistencia filante
como clara de huevo. Se observa en procesos alérgicos e inflamaciones
virales. Cuando existe infección bacteriana se produce pus
por destrucción de leucocitos que libera mieloperoxidasa
ello confiere una coloración amarilla o verde a la expectoración.
En estos casos se usa la denominación de expectoración
mucopurulenta, pero esto puede resultar inexacto en casos de asma
en que la destrucción de eosinófilos también
produce color amarillo sin que exista pus. Por esta razón
es preferible hablar de expectoración mucosa amarilla o verde,
mientras no se tenga otras evidencias concluyentes de que el color
se debe a pus por infección bacteriana. La sensibilidad de
la expectoración mucopurulenta como indicadora de infección
es limitada, ya que es corriente que en los primeros días
de infecciones virales no se presente.
Purulenta: formada
exclusivamente por pus de color variable y consistencia cremosa.
Su presencia indica procesos supurativos como bronquiectasias o
abscesos.
Color: está
ligado principalmente a la composición recién analizada,
modificándose por el agregado de diferentes elementos. A
través de esta característica pueden deducirse algunos
datos de orientación diagnóstica:
Transparente o blanco:
corresponde a mucus.
Amarillo o verde:
glóbulos blancos destruidos.
Herrumbroso: glóbulos
rojos destruidos provenientes de un foco de hepatización
roja de neumonía.
Café:
pus retenido algún tiempo.
Rojo vivo: sangre
fresca.
Rojo oscuro o burdeos:
sangre retenida por algún tiempo, como sucede en infartos
pulmonares o tumores necrosados.
Rosado: sangre
diluida en líquido espumoso de edema pulmonar.
Consistencia, viscosidad
y adhesividad: dependen del contenido relativo de agua, mucus,
proteínas, fibrina, etc. Estas propiedades condicionan el
grado de facilidad o dificultad con que se elimina la expectoración,
característica de gran importancia para el paciente.
Olor: usualmente
las secreciones no tienen un olor notorio, pero puede ser desagradable
en casos de secreciones retenidas en bronquiectasias o abscesos
y muy especialmente en infecciones por anaerobios, donde el olor
puede ser fecaloideo, lo que tiene valor diagnóstico en cuanto
a etiología.
Elementos macroscópicos
especiales: aunque no constituyen hallazgos frecuentes, existen
algunos elementos que, al ser observados por el paciente o por el
médico, son índices valiosos en cuanto a los mecanismos
en juego. La presencia de cuerpos extraños, como trozos de
alimentos o medicamentos, permite asegurar la existencia de aspiración
por trastornos de la deglución o por una fístula broncoesofágica.
Ocasionalmente el paciente dice haber eliminado "hollejos de uva"
con la tos, lo que corresponde a vesículas hijas de un quiste
hidatídico roto. Al término de una crisis asmática
puede reconocerse moldes bronquiales de mucus y proteínas
en la expectoración.
EXAMEN MICROSCOPICO Y MICROBIOLOGICO
Los datos anteriores se pueden
complementar con el estudio microscópico y microbiológico
de la secreción eliminada. Cuando no existe expectoración
espontánea, la muestra se obtiene por tos provocada con una
nebulización de cloruro de sodio hipertónico. También
se puede obtener muestras de secreción por aspiración
a través de sondas especiales o de un broncoscopio, que permiten
reducir o eliminar la contaminación oral. La secreción
así obtenida no debe denominarse expectoración, puesto
que no ha sido eliminada por boca.
Examen microscópico
El examen microscópico
puede revelar:
Células de revestimiento
del aparato respiratorio: son importantes porque dan información
acerca del origen de las secreciones; las células grandes
y planas del epitelio orofaríngeo indican que la muestra
se originó en la faringe o boca, o que se contaminó
fuertemente en su paso a través de ellas. Las células
ciliadas y macrófagos indican que la secreción proviene
de áreas infraglóticas.
Polimorfonucleares neutrófilos:
son especialmente abundantes en infecciones bacterianas. Cuando
se encuentran más de 25 por campo de 100 aumentos puede estimarse
que la muestra proviene del foco infeccioso causante de la tos.
Eosinófilos:
aumentan en afecciones alérgicas del árbol respiratorio,
pero no son constantes ni exclusivos.
Células neoplásicas:
su comprobación reviste máxima importancia dada
la gravedad de la lesión que revelan, pero se necesita un
observador experimentado para que el examen tenga todo su valor.
Examen microbiológico
Es un examen que debe indicarse
selectivamente ya que el paso a través de la boca es una
fuente de contaminación y en pacientes pulmonares crónicos
es frecuente la colonización del árbol bronquial.
El estudio microbiológico es obligatorio para el diagnóstico
etiológico en tuberculosis y puede ser útil, para
el mismo fin y para la elección de la terapia antibiótica,
en neumonías en que no se haya usado antibióticos.
Para esta última indicación es fundamental que se
cumplan las exigencias detalladas en el capítulo correspondiente.
Según el tipo de infección que se sospecha la muestra
puede ser sometida a:
-examen directo con tinción
de Gram, que tiene la ventaja de dar una primera orientación
en treinta minutos
-tinción de Ziehl-Nilsen
o baciloscopía para la búsqueda de bacilo de Koch.
-cultivos que deben ser
orientados según el tipo de microorganismo que se investiga.
-estudio de sensibilidad a antibióticos, cuyo resultado,
junto a los datos clínicos, permite la elección
de el o los antibióticos más adecuados.
Resumiendo, podemos decir
que la expectoración puede arrojar valiosos datos para calificar
el proceso patológico del paciente, siempre que se analice
metódicamente a través de la información dada
por el paciente, de lo que observa directamente el médico
y de lo que agrega el laboratorio.
HEMOPTISIS
Definición:
se designa como hemoptisis la expectoración de sangre procedente
del aparato respiratorio infraglótico, y expectoración
hemoptoica la eliminación de secreciones teñidas con
sangre. Esta diferenciación tiene una proyección diagnóstica
limitada, ya que no existe una relación estricta entre cantidad
de sangre y etiología, salvo casos extremos, pero sí
es importante para determinar la conducta terapéutica inmediata.
Sitio de origen del sangramiento:
la expectoración de sangre suele ser motivo de alarma y consulta
urgente. Una vez determinado que lo que se ha eliminado es sangre,
debe identificarse el sitio de origen, ya que a través de
la boca puede eliminarse sangre proveniente de la nariz, faringe,
boca, tubo digestivo alto y aparato respiratorio.
La sangre de origen broncopulmonar
presenta un color rojo vivo y es con frecuencia espumosa por el
batido de la corriente aérea. Cuando se ha retenido algún
tiempo se oscurece y puede formar coágulos. La expulsión
de sangre puede ser precedida de un "cosquilleo" traqueal que mueve
al enfermo a toser. En los días que siguen a una hemoptisis
es corriente que persista expectoración hemoptoica.
En el sangramiento de áreas
posteriores de la nariz (epistaxis posterior) la sangre puede caer
directamente hacia la faringe y provocar tos al aspirarse. Usualmente
esta situación se acompaña de salida de sangre por
la nariz, ya sea espontáneamente o al sonarse. Igualmente
es posible observar el escurrimiento de sangre por la pared posterior
de la faringe. Los sangramientos de origen bucal son generalmente
identificables por observación directa.
Ocasionalmente la hemorragia
digestiva alta, especialmente del esófago, puede producir
dificultad diagnóstica si la sangre se expulsa sin ser digerida
y se aspira provocando tos. Generalmente la búsqueda y evaluación
cuidadosa de síntomas concomitantes permite la diferenciación.
Puede también ocurrir lo inverso cuando se deglute la sangre
del aparato respiratorio y luego se expulsa con aspecto de sangre
digerida o hematemesis.
Cantidad del sangramiento:
la cantidad de sangre eliminada puede variar en un espectro muy
amplio. La presencia de pequeñas "pintas" o estrías
finas de sangre superpuestas a la expectoración no se interpreta,
por lo general como expectoración hemoptoica y puede quedar
en observación, ya que puede deberse al efecto traumático
de la tos sobre vías aéreas inflamadas. Obviamente,
no es prudente precipitarse a esta interpretación tranquilizante
si el paciente es un gran fumador de más de 35 años,
con alto riesgo de cáncer bronquial, o si existen otros síntomas
o signos sospechosos.
En sangramientos mayores
se debe intentar objetivar la cantidad eliminada, por ser éste
un elemento fundamental para decidir la conducta terpéutica
(ver capítulo 61). La información del paciente angustiado
suele ser sobredimensionada. Debe tenerse presente que una taza
de sangre puede teñir de rojo intenso una sábana de
cama.
ETIOLOGIA
El sangramiento respiratorio
puede deberse a diversos mecanismos: erosión de mucosa congestionada
por inflamación, ruptura de vasos mayores por procesos patológicos
(tuberculosis, cáncer, neumonía necrotizante o traumatismos);
fragilidad de vasos de neoformación (bronquiectasias, carcinoide;
fístulas arteriovenosas); ruptura de vénulas congestivas
(estenosis mitral), etc.
Las enfermedades causales
son múltiples y su frecuencia relativa varía ampliamente
en diferentes estudios según el país de origen, el
criterio diagnóstico y el tipo de centro en que se reclutó
los casos (consultorio primario, hospital, centro de referencia).
En la Tabla 18-1 se anotan las principales enfermedades que pueden
producir hemoptisis. Se anota primero aquellas que exigen un diagnóstico
urgente: la tuberculosis - por ser progresiva, contagiosa y tener
un tratamiento 100% eficaz- y el cáncer bronquial, cuya posibilidad
de tratamiento útil depende de la precocidad de diagnóstico.
Luego se anotan las enfermedades que cabe considerar una vez descartadas
las anteriores, con una calificación relativa de su frecuencia
como causa de hemoptisis.
Tabla
18-1.
ENFERMEDADES CAUSANTES DE SANGRAMIENTO RESPIRATORIO. |
A. Enfermedades
que deben descartarse en primera instancia++
Tuberculosis*
Cáncer bronquial
B. Enfermedades
que cabe considerar una vez descartadas las anteriores
Frecuentes
- Bronquiectasias*
- Neumonías y abscesos
- Estenosis mitral
- Embolia e infarto pulmonar
- Bronquitis aguda
- Bronquitis crónica
- Traumatismos
Infrecuentes
- Neoplasias
metastásicas
- Micetomas*
- Quiste hidatídico
- Fístula arterio-venosa
- Hemosiderosis pulmonar
- Síndrome de Goodpasture
- Granulomatosis de Wegener
- Fibrosis quística
- Cuerpo extraño
- Broncolitiasis
- Hipertensión pulmonar
- Trastornos de coagulación
- Tratamiento anticoagulante
|
* El asterisco señala
las causas de hemoptisis masiva
DISNEA
Disnea es la sensación
subjetiva de dificultad respiratoria. El aumento de frecuencia y
profundidad de la ventilación sin dificultad subjetiva se
llama hiperpnea, y la ventilación rápida, taquipnea
o polipnea.
PATOGENIA
Por tratarse de un fenómeno
que involucra su percepción por la conciencia tiene un componente
subjetivo importante y la información derivada de experimentación
animal es poco extrapolable..
Para que la disnea aparezca
se requiere una o más de las siguientes condiciones:
1. Aumento de la demanda
ventilatoria.
2. Alteraciones del sistema respiratorio.
3. Alteración del umbral de percepción.
Los dos primeros factores
han sido analizados en los capítulos correspondientes de
fisiopatología, por lo que nos centraremos básicamente
en el tercer aspecto. Para que exista percepción y conciencia
de dificultad respiratoria se requiere como mínimo la existencia
de tres elementos:
1) Receptores que capten
la existencia de obstáculos a la ventilación. Si
bien existen algunos tipos de receptores que podrían informar
a los centros superiores acerca de las dificultades y deficiencias
de la respiración, no se ha podido demostrar claramente
su participación en la génesis de la disnea. Así,
por ejemplo, se ha debido descartar la activación de receptores
pulmonares, como los de distensión, ya que el bloqueo del
vago que los inerva no modifica la percepción de una carga
respiratoria aumentada. Por otra parte, la respiración
de mezclas gaseosas que producen hipoxemia o hipercarbia importantes
no provoca disnea mientras no conduzca a un aumento muy marcado
de la ventilación o existan obstáculos mecánicos
para ésta, lo que permite descartar un rol importante de
los quimioceptores. Hasta el momento, los receptores que aparecen
más ligados a este síntoma son los situados en los
músculos respiratorios, que veremos más adelante.
2) Vías nerviosas
y humorales, que lleven la información a los centros nerviosos.
3) Centros de integración
y percepción situados en la formación reticular
del bulbo y puente, donde se ubican las neuronas respiratorias,
y en la corteza cerebral. La forma en que actúan y se interrelacionan
estas áreas no es del todo conocida. La importancia de
la corteza está ilustrada por el hecho de que los fármacos
que disminuyen el estado de conciencia pueden disminuir la disnea.
Normalmente existen mecanismos
que informan al sistema nervioso central sobre la actividad muscular
esquelética, la cual se hace consciente cuando se pone atención
a ella o se rebasan ciertos niveles de esfuerzo. La percepción
de la contracción muscular respiratoria es menos clara y
en condiciones normales es inconsciente. Sin embargo, cuando se
produce una disparidad entre el esfuerzo realizado y la ventilación
conseguida, el sujeto experimenta rápidamente una sensación
desagradable. Los receptores que mejor explican esta percepción
son los husos musculares, que serían los encargados de informar
a los centros superiores si la relación entre la intensidad
del comando ventilatorio y la ventilación obtenida es la
adecuada.
La contracción de
los músculos respiratorios desplaza volúmenes que
son proporcionales al grado de acortamiento; éste depende,
a su vez, de la tensión muscular desarrollada. Cuando las
resistencias que opone el efector toracopulmonar son normales, a
cada nivel de tensión muscular corresponde un determinado
grado de acortamiento, lo que implica la existencia de un paralelismo
tensión-acortamiento, relación que es mantenida por
la acción reguladora y supervisora de los husos musculares
(Fig.18-1).
Figura 18-1.
Esquema del acoplamiento de fibras musculares motoras y fusales.
Los músculos están
compuestos por dos clases de fibras acopladas en paralelo:
a) fibras extrafusales (ef):
su acortamiento produce el acercamiento de las inserciones a y b,
o sea, realiza el trabajo mecánico del músculo (sistema
ejecutor).
b) fibras intrafusales (if)
que, acopladas en serie con un receptor ánulo-espiral (rae),
constituyen el sistema supervisor del músculo: cuando el
acortamiento de las fibras extrafusales es igual al de las fibras
intrafusales, no se produce elongación del receptor, que
permanece inactivo. En cambio, si hay un obstáculo al acercamiento
de a y b (aumento de resistencias ventilatorias), la estimulación
de las fibras ef produce un acortamiento menor que el usual, mientras
que las if se acortan en el grado acostumbrado y elongan el espiral.
Esto produce una descarga que es conducida a las astas anteriores
de la médula espinal, donde se reestimula la neurona motora
alfa. Este sobreestímulo produce una mayor tensión
muscular en las fibras extrafusales, destinada a vencer la resistencia
anormal del efector y conseguir el acortamiento (volumen aéreo
movilizado) que el centro respiratorio solicitó de partida.
Esta adecuación se consigue con una disparidad entre la tensión
desarrollada y el acortamiento o trabajo obtenido. La acción
reguladora de este arco reflejo corto se transmite también
a niveles superiores, donde se percibe el desequilibrio tensión-acortamiento
como una sensación de esfuerzo desagradable y angustioso,
o sea, disnea.
El diafragma tiene muy pocos
husos musculares, a diferencia de los intercostales, en los cuales
existen en abundancia. Esto explicaría la frecuencia con
que se observa disnea cuando estos últimos músculos
entran a participar como músculos auxiliares en la respiración.
ALTERACIONES FUNCIONALES
RESPIRATORIAS Y DISNEA
Se han realizado muchos esfuerzos
por establecer correlaciones entre determinadas alteraciones funcionales
del aparato respiratorio y la aparición de disnea, pero los
resultados han sido de una gran variabilidad inter e intraindividual.
Sin embargo, en líneas generales puede esperarse que tengan
disnea los pacientes que presenten una o más de las siguientes
alteraciones funcionales:
1.-Ventilación pulmonar
excesiva en relación con la actividad que está realizando
el individuo.
2.-Utilización de
una ventilación minuto superior al 30% de la ventilación
máxima voluntaria del paciente.
3.-Aumento de la carga
respiratoria por incremento de resistencias elásticas y
no elásticas del aparato respiratorio.
4.-Disminución de
la fuerza de los músculos inspiratorios por atrofia, fatiga
o desventaja mecánica, por encontrarse acortados por hiperinflación
pulmonar
5.-Aumento del costo de
O2 de la ventilación.
6.- Disminucion de la eficiencia
de la musculatura respiratoria. y esquelética, especialmente
de extremidades inferiores
6.-Cambios exagerados de
presión intratorácica. En sujetos normales sometidos
a inspirar contra una carga resistiva, se ha demostrado una estrecha
relación entre la sensación de dificultad respiratoria
y la mayor magnitud de los cambios de presión pleural.
Todos los factores enumerados
tienen como elemento común el aumento del trabajo respiratorio,
el cual es mínimo en condiciones de frecuencia respiratoria
y volumen corriente normales
.
CONDICIONES EN QUE SE OBSERVA
DISNEA
Frecuentemente la disnea
resulta de la suma de varios factores, siendo útil, en el
caso individual, detectar y cuantificar la participación
de cada uno de estos elementos de manera de aplicar la terapia más
racional posible. Las condiciones causantes de disnea pueden esquematizarse
en la siguiente forma:
1. Por aumento de
la demanda respiratoria:
Si
es proporcional al aumento de la actividad metabólica y no
existen resistencias anormales, como sucede en el ejercicio intenso,
fiebre alta o hipertiroidismo generalmente no está presente
el carácter angustiante de la disnea, pero si existen limitantes
para la respuesta ventilatoria se produce la discrepancia esfuerzo/resultado
generadora de la sensación de disnea.También puede
observarse en casos de hipèrpnea compensatoria inyensa en
algunos casos de anemia, shock o ,acidosis. metabólica. .
2. Por aumento
de resistencias elásticas y no elásticas del
tórax y pulmón, que exigen un trabajo muscular mayor
para lograr la ventilación necesaria.
3. Por disminución
de la capacidad neuromuscular por poliomielitis, polineuritis,
drogas curarizantes, miopatía corticoidal, miastenia gravis,
atrofia muscular por edad o desnutrición, desventaja mecánica
de los músculos respiratorios a raíz de enfermedad
toracopulmonar, fatiga muscular, etc.
4. Por disminución
del umbral para su percepción: ansiedad, neurosis.
CARACTERISTICAS CLINICAS
La sensación subjetiva
de disnea suele ser descrita por el paciente como "ahogo", "asfixia",
"falta de aire", "no poder tomar todo el aire que quisiera", "pecho
apretado", "cansancio", etc. Este último término
es generalmente aplicado a la disnea que se presenta con el esfuerzo
y debe diferenciarse de la fatiga muscular, preguntando al enfermo
si se trata de dificultad respiratoria o de "cansancio muscular
o de las piernas".
La disnea puede presentarse
en dos condiciones diferentes: como efecto del esfuerzo físico
o independiente de éste.
Disnea ligada al esfuerzo
físico
Cuando la capacidad ventilatoria
se reduce gradualmente, al principio la disnea se presenta sólo
en relación con grandes esfuerzos. Con la progresión
de la enfermedad pulmonar, la actividad necesaria para provocar
disnea será cada vez menor hasta llegar a ser mínima
y luego a convertirse en disnea de reposo.
La calificación
del esfuerzo que provoca la disnea en grande, mediano o pequeño,
es demasiado vaga y no considera los hábitos del paciente,
que determinan la cuantía relativa que un esfuerzo dado
tiene para cada sujeto. Resulta preferible valorar el nivel de
aparición de disnea en relación con esfuerzos familiares
para todo el mundo como son la marcha en plano o la subida por
escala, que pueden objetivarse aproximadamente en cuadras o pisos.
En casos de disnea más intensa debe preguntarse sobre el
efecto de lavarse, vestirse, comer, hablar, etc. Un detalle importante
es preguntar por la aparición o aumento de disnea al levantar
las extremidades superiores, lo que se observa en pacientes que
están usando la musculatura auxiliar del cuello para compensar
algún problema ventilatorio . Al cambiar la posición
de la cintura escapular los músculos auxiliares no pueden
cumplir bien su función y se reduce la ventilación.
La caracterización
objetiva y detallada de la disnea en la primera entrevista hará
posible evaluar su progresión o regresión ya sea
espontáneamente o por efecto de tratamiento. Además
de lo expuesto existen diversas escalas para esta calificación,
usándose las más complejas y precisas en investigación
y peritajes para indemnización. Para el uso clínico
corriente la más recomendable la modificada del Medical
Research Council (MMRC) de Inglaterra que ha demostrado una buena
correlación con indicadores de la función pulmonar
de los pacientes (Tabla 18-2).
Tabla
18-2
CLASIFICACION
MMRC DE DISNEA |
Grado
0 |
Sin
disnea, excepto con ejercicios extenuantes. |
Grado
1 |
Disnea
al caminar rápido o subir una pendiente . |
Grado
2 |
Camina
más lento que sus pares o tiene que detenerse por
disnea al caminar a su propio paso en plano. |
Grado
3 |
Se
detiene por disnea después de caminar 100 metros
o a los pocos minutos de caminar en plano. |
Grado
5 |
Tiene
demasiada disnea como para salir de su casa. o la tiene
al vestirse o desvestirse |
Disnea
independiente del esfuerzo físico
En los pacientes
en que el fenómeno fisiopatológico que limita la
capacidad pulmonar se instala repentinamente y con intensidad,
la disnea se presenta sin relación estricta con el grado
de actividad física que se está desarrollando. Aparece
como una crisis o paroxismo sin que sea necesario un esfuerzo
para desencadenarla. Dentro de esta forma podemos distinguir:
Disnea
paroxística obstructiva o sibilante. Está
ligada a los aumentos bruscos de la resistencia de la vía
aérea por obstrucción reversible. Su forma más
típica se observa en el asma, pero también se produce
en otras condiciones como bronquitis, bronquiolitis, insuficiencia
cardíaca con edema bronquial, etc, por lo cual no es correcto
usar la denominación de "asmática" para este tipo
de disnea en la fase inicial del estudio diagnóstico. El
estrechamiento bronquial se acompaña de ruidos característicos
llamados sibilancias, audibles con frecuencia para el mismo paciente
o sus acompañantes.
Disnea
paroxística nocturna. Algunos pacientes cardíacos
relatan crisis de disnea intensa, algunas horas después
de acostarse, que se explicarían por la reabsorción
de edema de las extremidades inferiores en decúbito, aumento
del volumen circulatorio que el ventrículo izquierdo insuficiente
no es capaz de manejar, por lo que se acumula en el circuito menor
con grados variables de edema intersticial, alveolar y bronquial.
El aumento de trabajo respiratorio que significa este cambio de
distensibilidad pulmonar conduce a la crisis de disnea, que tiende
a aliviar en posición sentada o de pie. Usualmente se identifica
por la coexistencia de síntomas y signos de la enfermedad
cardíaca causal y la auscultación de crepitaciones
secundarias al edema pulmonar. (Capítulo 19). Ocasionalmente
se ausculta sibilancias por obstrucción por edema bronquial,
originándose un problema de diagnóstico diferencial
difícil entre insuficiencia cardíaca y asma.
De lo expuesto
se comprende que la denominación de disnea paroxística
nocturna no significa automáticamente insuficiencia cardíaca
y que esta etiología, si bien es la más frecuente,
sólo puede afirmarse después del examen físico
y de una elaboración diagnóstica. La denominación
de asma cardíaca, aún en uso en algunas partes,
debe ser abandonada por confundir y soslayar el problema de realizar
el diagnóstico diferencial entre un asma que se presenta
en la noche y una insuficiencia cardíaca con sibilancias
por edema bronquial.
Ortopnea.
Algunos pacientes presentan disnea intensa al pasar de la posición
sentada al decúbito horizontal. Por la rapidez con que
aparece la disnea no cabe invocar la reabsorción de edemas,
y probablemente contribuyen a su génesis factores dependientes
de la posición horizontal: ascenso del diafragma con exageración
del colapso espiratorio de los bronquíolos edematosos;
redistribución de la sangre dentro del pulmón y
estasia venosa encefálica con acumulación de CO2
en el centro respiratorio. El paciente afectado por este tipo
de disnea relata dormir con dos o más almohadas o semisentado
para no ahogarse. Este síntoma es bastante sensible y de
buena especificidad y puede ser fácilmente corroborado
por el médico, haciendo acostarse al paciente sin almohada.
Por la preponderancia
de los factores hemodinámicos en su génesis, este
síntoma es muy constante en insuficiencia cardíaca
izquierda, pero también puede presentarse en pacientes
respiratorios con parálisis diafragmática. No se
debe aplicar la denominación de ortopnea a la disnea presente
en la posición vertical que aumenta al acostarse, como
puede suceder durante una crisis de asma.
RUIDOS
RESPIRATORIOS AUDIBLES
Algunos ruidos
anormales que analizaremos en el capítulo sobre examen
físico pueden a veces ser escuchados por el paciente, sus
acompañantes y el médico examinador. Entre éstos
cabe mencionar los ruidos producidos por burbujeo de aire en secreciones
bronquiales, que permiten calificar una tos como húmeda
aunque no se elimine expectoración; las gruesas burbujas
generadas por acumulación de secreciones en la tráquea
en pacientes con conciencia deprimida, y las sibilancias. Estas
últimas, por su relación con la obstrucción
bronquial variable del asma, pueden estar ausentes en el momento
del examen físico, con lo que el dato aportado por el paciente
o familiares adquiere especial importancia.
SINTOMAS
ASOCIADOS A TRASTORNOS RESPIRATORIOS DEL SUEÑO
En los capítulos
16 y 57 se describen algunas de las principales alteraciones de
la regulación de la respiración que pueden ocurrir
durante el sueño. Dado que raramente el paciente las percibe
o las considera patológicas, es conveniente interrogar
dirigidamente a las personas que pueden observar al paciente mientras
duerme sobre los siguientes aspectos:
Ronquidos
estrepitosos: Normalmente, los músculos faríngeos
se relajan durante el sueño, lo que determina un estrechamiento
del calibre faríngeo y vibración de sus paredes
flácidas con el flujo inspiratorio. Este fenómeno
puede ser normal en un grado leve o moderado y aumenta con la
edad, especialmente en los hombres, pero cuando es muy intenso
puede ser expresión de un grado patológico de hipotonía
faríngea.
Períodos
de apnea durante el sueño: En sujetos sanos pueden
producirse apneas de menos de 10 segundos y poco frecuentes, que
se consideran normales. Si aumentan en número y duración
son patológicas y se traducen por diversos síntomas
y signos como hipersomnia diurna, falta de concentración,
cefaleas, hipertensión arterial.etc(Capítulo 57).
Dado que un
adulto pasa cerca de un tercio de su vida durmiendo , este aspecto
debiera incluirse sistemáticamente en la anamnesis, lo
que desgraciadamente no sucede.
SINTOMAS
ASOCIDOS A INSUFICIENCIA RESPIRATORIA
Aun cuando
la insuficiencia respiratoria, (Capítulo 55) es el máximo
grado de alteración funcional que puede presentar el aparato
respiratorio, su traducción en molestias para el paciente
puede ser relativamente pobre, porque la anormalidad de los gases
respiratorios en la sangre arterial da síntomas inespecíficos
o tardíos que suelen obtenerse más por el interrogatorio
dirigido al paciente o a sus familiares que por datos ofrecidos
espontáneamente.
La hipoxemia
puede producir una amplia gama de síntomas dependientes
del sistema nervioso central: inquietud, irritabilidad, falta
de concentración, depresión, desorientación,
inconsciencia, etc. La presencia e intensidad de estas manifestaciones
dependen no sólo del grado de la hipoxemia sino de la rapidez
de su instalación y de la susceptibilidad individual.
La retención
de CO2 produce somnolencia que puede llegar al coma
por efecto narcótico directo. Por su efecto vasodilatador
cerebral, puede también producir edema e hipertensión
endocraneana, con cefalea persistente, originando ocasionalmente
falsos diagnósticos de tumor cerebral.
ANAMNESIS
REMOTA
Dado que los
problemas actuales que aquejan al paciente pueden tener raíces
en condiciones o enfermedades del pasado o factores genéticos
es conveniente abordar este aspecto general desde el primer contacto
con el enfermo, aunque por la gran cantidad de datos que pueden
obtenerse no se debe pretender agotar el tema en la primera entrevista.
Lo conveniente es que, de acuerdo al resto de la historia, a los
hallazgos del examen físico y a la evolución del
paciente se vuelva a interrogar sobre el pasado en forma dirigida.
Muchas veces es necesario que el médico revise el tema
para precisar sobre qué agentes o circunstancias debe inquirir.
Esta situación es frecuente cuando se sospecha una enfermedad
pulmonar causada por drogas o por inhalantes ambientales laborales
o poco corrientes. Estos hechos corroboran que la historia del
paciente no debe nunca considerarse como un trámite cumplido
y cerrado, sino como un proceso en constante perfeccionamiento.
ANTECEDENTES
MORBIDOS
Entre los
muchos problemas médicos que los pacientes pueden relatar,
los que mayor importancia tienen en pacientes con problemas del
aparato respiratorio son:
Enfermedades
respiratorias crónicas cuya exacerbación,
prolongación o complicación motiva la consulta actual.
En éstas cabe mencionar el asma, la bronquitis crónica,
enfermedad pulmonar obstructiva crónica(EPOC), a enfermedad
fibroquística, fibrosis pulmonar, etc.
Tuberculosis
(TBC). En nuestro país este antecedente debe ser
siempre investigado, por su frecuencia y trascendencia y porque
las lesiones actuales pueden ser efecto de su reactivación
o de sus secuelas. Es necesario evaluar la confiabilidad del diagnóstico
y, toda vez que sea posible, obtener informes escritos. Es frecuente
que los pacientes consideren como tuberculosis cualquier afección
que haya alterado la radiografía pulmonar ("sombra al pulmón")
y muchas veces se rotula como tuberculosis otras enfermedades
por no haberse efectuado un estudio bacteriológico adecuado.
Certificada la naturaleza del proceso, debe precisarse su localización,
extensión, lugar de atención, fechas de diagnóstico
y alta, calidad, duración y resultados del tratamiento,
controles posteriores, etc.
Resultados
de exámenes radiográficos previos. La interpretación
de un hallazgo radiográfico actual puede variar en forma
radical si la imagen en cuestión existía años
antes o ha evolucionado en determinada forma. Por esto, toda vez
que sea posible se debe obtener y examinar las placas radiográficas
antiguas. Desafortunadamente, los archivos radiográficos
de los hospitales son periódicamente liquidados por exigencias
de espacio y los pacientes suelen deshacerse de estos valiosos
documentos cada vez que se mudan u ordenan la casa. A falta de
placas, pueden servir informes escritos o, en un grado mucho menor,
los datos que recuerde el paciente. Antes de aceptar como segura
esta última información es necesario valorar cuidadosamente
el grado de seguridad con que recuerda el paciente, calidad del
centro donde se hizo el examen, persona que lo informó,
etc.
Afecciones
rino-sinusales. La sinusitis crónica puede ser
causa de tos persistente por goteo retronasal de secreciones.
Por otra parte, la obstrucción nasal crónica conduce
a respiración oral, lo que facilita las infecciones bronquiales
recurrentes o trastornos de la respiración durante el sueño.
Neumonías.
La repetición de neumonías en la misma localización
debe hacer sospechar una alteración anatómica condicionante,
como obstrucción bronquial maligna o benigna; bronquiectasias,
etc. Su repetición en sitios diferentes sugiere condiciones
que favorecen la aspiración recurrente de material extraño
al aparato respiratorio o alguna falla en los mecanismos generales
de defensa.
Coqueluche
y sarampión complicado. Estas afecciones pueden
ser causa alejada de bronquiectasias difusas.
Alergias.
La interpretación del cuadro actual puede ser facilitada
si se demuestra que el paciente es portador de una constitución
o diátesis alérgica revelada por antecedentes de
eczema, urticaria, rinitis primaveral, asma, etc. Es importante,
en cada caso, inquirir sobre los exámenes y estudios que
corroboraron la alergia, los tratamientos seguidos y sus resultados.
Afecciones
cardíacas. Las afecciones cardíacas y respiratorias
pueden manifestarse muchas veces en forma similar a través
de disnea y tos, por lo cual es útil contar con información
de diagnósticos o exámenes previos en uno u otro
sentido. Ocasionalmente una estenosis mitral o un pulmón
congestivo poco evidentes pueden tener como única manifestación
una tos persistente que centra la atención erróneamente
en el aparato respiratorio.
Aspiración
de material extraño. Corrientemente se aspiran
pequeñas cantidades de secreciones faríngeas que
son eficazmente removidas por los mecanismos de defensa del árbol
respiratorio. Cuando la cantidad es muy grande o está fuertemente
contaminada, las defensas son sobrepasadas, por lo que el material
aspirado (secreciones, alimentos, cuerpos extraños, vómitos)
puede obstruir bronquios o infectar el territorio alveolar. No
siempre el paciente identifica y relata los episodios de aspiración,
ya que este fenómeno puede pasar inadvertido y suele suceder
en sujetos con conciencia alterada y reflejos defensivos deprimidos.
En consecuencia, ante enfermedades que pueden ser originadas por
aspiración (atelectasias obstructivas, neumonías,
abscesos, etc.) debemos interrogar sobre las situaciones que pueden
favorecer la aspiración: trapicamientos o atoros, vómitos
en pacientes anestesiados o inconscientes por traumatismos, alcohol,
drogas, epilepsia, etc.; anestesia local faríngea; trastornos
neurológicos de la deglución; reflujo gastroesofágico;
desprendimiento de trozos u obturaciones de piezas dentarias,
etc. En pacientes con reflujo gastroesofagico puede producirse,
durante el sueño, aspiración del contenido gástrico
ácido regurgitado que produce crisis nocturnas de tos o
de broncoespasmo.
Condiciones
que favorecen las embolias pulmonares. Es importante
registrar tanto las trombosis venosas evidentes como las circunstancias
que las favorecen: estadía prolongada en cama, intervenciones
quirúrgicas, partos, cáncer, insuficiencia cardíaca,
uso de anovulatorios, etc.
Neoplasias.-
Por constituir un filtro por donde pasa el total de la sangre
circulante, el pulmón es asiento frecuente de metástasis
de neoplasias tanto bronquial como de otros órganos. Es
importante tener presente que la propagación metastásica
puede exteriorizarse hasta 10 o más años después
de la aparente curación del tumor primario.
Enfermedades
o condiciones que facilitan las infecciones. Ante un
cuadro de infección respiratoria debe buscarse antecedentes
de condiciones que producen una disminución de las defensas
generales como diabetes, tratamiento con corticoides o inmunosupresores,
desnutrición, drogadicción, síndrome de inmunodepresión
adquirida (SIDA), etc. La constatación de alguna de estas
condiciones, además de contribuir al diagnóstico,
agrava el pronóstico y obliga a un tratamiento más
enérgico.
Uso
de drogas capaces de afectar al aparato respiratorio.
Las drogas que pueden afectar al aparato respiratorio son muchas
y sus efectos muy variados, por lo que conviene hacer primero
un inventario general de los medicamentos usados por el paciente
y luego verificar en una lista actualizada si alguna de ellas
se puede asociar con la enfermedad. Inversamente, ante un síntoma
o una enfermedad que pudieran ser causados por determinadas drogas,
es conveniente reinterrogar al paciente específicamente
sobre su uso. Un episodio de broncoespasmo puede ser efecto del
uso de un betabloqueador y una tos seca persistente ser causada
por enalapril, ambos medicamentos de uso frecuente en hipertensos.
Ante un daño difuso pulmonar la lista de posibles drogas
responsables es muy amplia (Tabla 43-3), y por estar en constante
crecimiento, es conveniente recurrir a una lista en actualización
permanente en Internet (www.neumotox.com).
Antecedentes
ocupacionales
Teniendo presente
que un adulto en reposo inspira diariamente alrededor de 10.000
litros de aire, se comprende la importancia de registrar los riesgos
inhalatorios que ha estado expuesto el paciente durante su vida,
entre los que tienen especial importancia aquellos ligados a su
ambiente de trabajo (Tabla 46-1). Por el tiempo que consume esta
indagación, lo usual es que se realice a fondo cuando se
plantea la sospecha diagnóstica de una enfermedad ligada
a riesgo inhalatorio ocupacional (neumoconiosis, asma, mesotelioma,
etc.). En estas circunstancias no basta conocer la labor actual
o la última desarrollada por el paciente, sino que debe
inquirirse sobre toda su vida laboral y registrar la duración
de la exposición, condiciones ambientales, materiales empleados,
etc. El nombre genérico o administrativo del trabajo (obrero,
empleado, agricultor, etc.) es absolutamente insuficiente y, aun
contándose con denominaciones más específicas
(tornero, perforista, fundidor, etc.), es conveniente obtener
del paciente una descripción detallada de la faena. Los
riesgos en cada tipo de labor varían mucho de una industria
a otra y es prácticamente imposible que el médico
conozca la significación de todos los tipos de labores
existentes. En caso de duda, debe consultarse literatura o a organismos
especializados. En muchos casos, es fundamental registrar el nombre
y calidad de la industria, ya que según su grado de organización
y las medidas de seguridad que aplique los riesgos pueden ser
muy diferentes
Hábitos
y adicciones
Tabaco.
En relación con el aparato respiratorio, el riesgo más
significativo es el de fumar, por ser el tabaco, el principal
agente causal de bronquitis crónica, enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC) y cáncer bronquial. Como es el principal agente evitable de enfermedad y muerte su consumo debe ser interrogado en todo paciente, cualquiera sea el motivo de consulta entregar al paciente la información de sus riesgos y el consejo perentorio de abandonar su uso.. La
correcta evaluación de esta adicción exige precisar
la forma de consumo de tabaco (cigarrillo, puro, pipa), número
de unidades diarias, tiempo por el cual se extiende el consumo,
relación cronológica con las molestias del paciente,
etc. El riesgo global puede cuantificarse mediante la unidad llamada
"paquete-año", que es la cantidad consumida por una persona
que fuma un paquete diario por 1 año. Si fuma 2 paquetes
diarios completará 1 paquete-año en 6 meses y si
fuma 10 cigarrillos diarios demorará 2 años en completar
1 paquete-año. La exposición pasiva al humo de tabaco
presente en el ambiente también debe ser registrada, porque
puede ser causa de molestias respiratorias o agravar condiciones
preexistentes (bronquitis, insuficiencia coronaria). Incluso existen
fuertes indicios de que la exposición pasiva puede causar
cáncer bronquial. Es fundamental tener presente que este
interrogatorio detallado debe hacerse en todos los pacientes y
no sólo en aquellos con problemas respiratorios, ya que
es la única manera de prevenir o de detectar oportunamente
en etapa asintomática las graves enfermedades que produce
en múltiples sistemas del organismo. La indagación
debe también extenderse a los fumadores que signifiquen
una fuente de exposición pasiva para el paciente en estudio
(padres de un niño enfermo, cónyuges, compañeros
de estudio o de trabajo). En el capitulo 27 se analizará este problema con mas profundidad.
Alcohol.
Si bien su influencia en enfermedades pulmonares es indirecta,
es importante por la posibilidad de aspiración de vómitos
en la ebriedad, mayor probabilidad de neumonías por gérmenes
Gram negativos, alta frecuencia de Tbc en pacientes con cirrosis,
etc.
Variaciones
del estado nutricional
Una baja de
peso puede ser manifestación de la enfermedad actual (infecciones,
neoplasias), un determinante en su adquisicion (tuberculosis),
un factor causal de debilidad de la musculatura respiratoria o
sólo un fenómeno concomitante. Estas alternativas
pueden discriminarse inquiriendo sobre ingesta alimentaria y relación
cronológica con los síntomas. Un alza de peso excesiva
puede ser un factor que agrava la disnea del paciente, factor
causal en la apnea obstructiva del sueño por acúmulo
de tejido adiposo faríngeo o consecuencia del tratamiento
de la enfermedad respiratoria con corticoides.
Antecedentes
epidemiológicos
Contactos
infectocontagiosos. Toda posibilidad de contagio que
pueda explicar el cuadro actual (infecciones virales o por micoplasma,
TBC) debe ser cuidadosamente indagada determinando la duración,
grado de contagiosidad de la fuente, relación en el tiempo
con la enfermedad actual del paciente, enfermedades contagiosas
prevalentes en esa estación o mes del año, etc.
Lugar
y condiciones de residencia definitiva o temporal. En
muchas de las afecciones respiratorias, las condiciones climáticas
y de polución ambiental actúan como factores coadyuvantes
o agravantes que es necesario calificar y anotar. Las condiciones
de vivienda atenúan o exageran el efecto de lo anterior
según su localización, calidad de construcción,
tipo de calefacción, etc. Algunas infecciones parasitarias
y por hongos se producen sólo en determinadas zonas geográficas,
lo que debe indagarse específicamente en casos de sospecha.
Antecedentes
familiares
La existencia
de enfermedades similares en la familia del paciente puede corresponder
a contagio, exposición a los mismos factores causales o
a factores genéticos. Estos últimos son significativos
en afecciones alérgicas de tipo atópico (asma, rinitis),
enfermedad fibroquística, algunos enfisemas por déficit
de globulina alfa 1 antitripsima, etc.
VINCULOS PROGRAMATICOS
•Nomograma
de Fagan
Forma interactiva para estudiar efecto del likely
hood ratio sobre la probabilidad `pre-test.
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