Los exámenes
radiológicos se basan en la propiedad de los rayos X de atravesar
las estructuras interpuestas en su trayectoria en relación
inversa a la densidad de éstas. Mediante un sistema receptor,
que reacciona en forma proporcional a la cantidad de radiación
recibida, se obtienen imágenes que traducen algunas de las
características morfológicas y funcionales de las
estructuras bajo examen. Esta posibilidad de visión interna
tiene como principal limitación que tejidos y elementos de
naturaleza diferente pueden tener la misma densidad radiológica,
y que las características de estructuras tridimensionales
deben deducirse de una imagen bidimensional. Por estas razones,
la interpretación de las imágenes radiológicas
necesita de entrenamiento y conocimientos especializados que no
corresponden a los objetivos de este libro. En esta parte sólo
se pretende entregar al médico no especialista una base para
que sepa las preguntas que puede formular al radiólogo y
el significado y valor que tienen las respuestas que recibirá.
METODOS RADIOLOGICOS BASICOS
RADIOSCOPIA O FLUOROSCOPIA DE TORAX
Este método permite ver en forma directa
e inmediata las imágenes producidas por los rayos X en una
pantalla sensible. Tiene las ventajas de entregar una visión
dinámica de la respiración y de la actividad cardíaca,
así como de permitir la elección, bajo visión
continua, de la posición más favorable del sujeto
para hacer un registro radiográfico de lesiones ocultas en
las posiciones clásicas. Su mayor limitación es su
baja resolución, la que puede mejorarse ostensiblemente con
intensificadores especiales, y su fugacidad, lo que se ha superado
mediante video o filmación. Pese a estas limitaciones, la
radioscopía debe considerarse como parte y complemento del
examen radiográfico o como ayuda para dirigir procedimientos
de cateterización, obtención de biopsias por punción
o endoscopía, etc.
RADIOGRAFIA DE TORAX
Constituye la piedra angular del diagnóstico
radiológico y es indispensable en parte importante de las
enfermedades torácicas. La imagen se obtiene por impresión
de una placa fotográfica por los rayos que atraviesan al
sujeto en estudio. Es estática pero puede dar información
dinámica si se realizan radiografías seriadas. En
el examen de tórax se emplea básicamente la placa
frontal, obtenida con un haz de rayos con dirección posteroanterior
que tiene la limitación que la superposición
de estructuras dispuestas en distintos planos, producen ocultamientos
por superposición o falsas imágenes por sumación.
La complementación con una placa en proyección lateral
y, ocasionalmente, en otras posiciones permite ver zonas que quedan
ocultas por el corazón y diafragmas, y separar lesiones que
se sobreproyectan en la placa frontal. Además, el conjunto
de proyecciones ayuda a formarse una imagen tridimensional aproximada.
El poder de resolución de la radiografía
puede aumentarse considerablemente usando como medio de contraste
sustancias opacas a rayos: la ingestión de una papilla de
bario permite destacar el esófago y la inyección de
soluciones yodadas contrasta claramente los vasos .Es también
posible obtener información adicional tomando las placas
en diferentes fases de la respiración o en posiciones que
desplazan a elementos que son movibles, por ejemplo, líquido
en la pleura (Fig. 50-6).
TOMOGRAFIA AXIAL COMPUTARIZADA (TAC)
En el párrafo anterior se explicó
cómo la radiografía lateral subsana parcialmente el
problema de la superposición de estructuras al suministrar
información en un plano diferente al posteroanterior. Este
mecanismo complementario, aplicado automáticamente múltiples
veces en múltiples planos, es la base de la TAC. Con el paciente
en decúbito, la fuente emisora de rayos gira, describiendo
círculos completos en planos transversales sucesivos alrededor
del sujeto. El espesor de los cortes que el haz de rayos realiza
en cada plano en sentido craneocaudal, se regula por colimación
de 1 al 10 mm. Los rayos atraviesan al paciente en múltiples
proyecciones debido a la rotación orbital de la fuente de
radiación y son captados por sensores cuyo número
varía según la generación del equipo y que
están dispuestos en banda al lado opuesto del tubo emisor
reemplazando a la placa radiográfica. Esta disposición
equivale a tomar múltiples proyecciones de cada uno de los
miles de pequeños volúmenes de 1 a 10 mm de espesor
(voxels) que constituyen la sección transversal del tórax
que se encuentra bajo examen cruzado de varios haces de rayos.
Como consecuencia de lo anterior, en cada posición
del tubo emisor cada sensor registra digitalmente la densidad promedio
de un diferente trayecto de los rayos a través de la sección
del tórax en estudio. Esta información digital, ordenada
e integrada por un programa computacional, permite generar en una
pantalla de televisión una imagen morfológica de cada
una de las secciones examinadas, que puede ser reproducida en una
placa fotográfica. De lo expuesto se desprende que las placas
que se reciben con la TAC son fotografías de algunas de las
muchas posibles composiciones que puede hacer la computadora a partir
del registro digital de la densidad individual de cada uno de los
voxels en que se descompone el área en examen. Salvo que
el paciente se mueva o que se produzca una falla del equipo, el
resultado del examen siempre podrá traducirse en placas de
buena calidad, ya que con el material digital la computadora puede
formar y modificar imágenes hasta lograr la que mejor permita
explorar y evaluar las zonas o los tipos de anomalía que
interesan.
Actualmente se cuenta con el sistema de TAC
helicoidal, en que la mesa con el paciente se desplaza longitudinalmente
a través del anillo que gira con la fuente de rayos, con
lo que el examen se reduce a 20-30, segundos con una muy buena resolución
espacial.
RADIOGRAFIA DE TORAX
Aspectos generales
La radiografía simple de tórax
en sus diversas proyecciones satisface la mayor parte de las necesidades
de diagnóstico por imagen de la clínica respiratoria,
y es un paso previo para la mayor parte de los demás métodos
radiológicos.
Al igual que en muchos otros exámenes,
la calidad de las respuestas depende de la precisión de las
preguntas. Por ello la petición escrita de un examen radiográfico
debe ser acompañada de los datos necesarios para dejar en
claro cuál es el problema que se desea aclarar. Si el caso
es difícil, suele ser útil el contacto personal con
el radiólogo. Como respuesta a su solicitud, el clínico
recibirá usualmente una o más placas radiográficas
y un informe, para cuyo análisis conviene tener presente
los siguientes puntos:
- Es difícil que un informe escrito transmita
fielmente todas las características de una imagen, por
lo cual el clínico buscar y examinar en la o las placas
los hallazgos que el informe describe y así formarse una
imagen morfológica de lo que le sucede a su paciente. En
casos complejos puede ser necesario que lo haga con la ayuda del
radiólogo.
- Todo método y todo observador tienen
una sensibilidad y especificidad que muy excepcionalmente son
absolutas, de manera que siempre cabe la posibilidad de exámenes
e informes falsos negativos o falsos positivos. Estudios controlados
han demostrado que la radiología no escapa a esta regla
general.
- Lo esencial del informe es la descripción
de las imágenes y su interpretación en términos
morfológicos macroscópicos. Los diagnósticos
etiológicos, salvo algunas excepciones, deben considerarse
como una hipótesis del radiólogo que el médico
tratante deberá interpretar junto con el cuadro clínico
general.
Formación de la imagen radiográfica
La exposición que sigue se refiere a las
imágenes obtenidas directamente en placa fotográfica
por radiografía tradicional, por ser el sistema más
accesible en el país, aunque se está produciendo su
paulatino reemplazo por la radiografía digital. Este método
da imágenes básicamente similares pero tiene la ventaja
de que mediante programas computacionales es posible manipular los
datos digitales y obtener placas fotográficas secundarias
en las cuales se pueden corregir errores o seleccionar las características
más adecuadas para evidenciar diferentes tipos de lesiones.
Para comprender las características
de las imágenes que configuran la radiografía torácica
y, por lo tanto, su interpretación básica, es necesario
tener presentes algunos mecanismos que operan en su formación:
Densidad radiográfica: la cantidad
de rayos que impresiona la placa radiográfica que, como cualquier
otro negativo fotográfico, da un tono más oscuro mientras
más rayos recibe. Se diferencian netamente tres niveles de
densidad: en un extremo está la densidad del calcio (hueso)
que produce un color blanco, y en el otro la densidad del aire que
da color negro; en medio existe una gama de grises que no siempre
permiten diferenciar categóricamente los tejidos blandos,
la sangre, los líquidos y la grasa.
Grosor del medio atravesado: la opacidad
a rayos de una estructura depende no sólo de su densidad
sino de la longitud del trayecto que los rayos deben atravesar dentro
de ella. Esto explica que materiales de diferente densidad puedan
dar un mismo tono de gris, y que la visibilidad de una estructura
dependa de su posición en relación a la dirección
del haz de rayos (Fig. 22-1).
Figura 22-1. Imagen radiográfica
de una estructura laminar delgada. Cuando la lámina
está situada perpendicularmente al haz de rayos,
éstos son mínimamente interceptados por la
delgada capa de material denso, por lo que no se forma imagen.
La misma, lámina dispuesta tangencialmente a los
rayos obliga a éstos a atravesarla a través
de una dimensión mayor, lo que origina una imagen
lineal.
Así, por ejemplo, la pleura que recubre
las cisuras oblicuas o mayores no se ve en la placa frontal, ya
que en esta posición se encuentra situada en un plano aproximadamente
perpendicular a los rayos, que sólo deben atravesar la delgada
lámina de dos hojas pleurales adosadas. En cambio, en la
posición lateral las cisuras se disponen en un plano tangencial
al haz de rayos, de manera que éste debe atravesar varios
centímetros de pleura, dando, origen a una fina línea
blanca oblicua visible en la placa lateral (Fig. 22-7). El fenómeno
se ha comparado con una puerta de cristal que cerrada y de frente
no se ve, pero cuyo borde se aprecia claramente al estar abierta,
como una línea vertical.
Contraste de interfases: la opacidad a
los rayos X de una estructura no basta por sí sola para dar
origen a las imágenes o sombras que se ven en la radiografía.
Es necesario que la densidad en cuestión se contraste con
otra densidad netamente diferente, con lo que se forma una interfase
perceptible. Este fenómeno explica por qué los bronquios,
normalmente llenos de aire y de fina pared, no son visibles, ya
que están rodeados de parénquima pulmonar también
lleno de aire. En cambio los bronquios pueden ser claramente apreciables
si el pulmón circundante está consolidado por relleno
de sus alvéolos por exudado (neumonía) o por su colapso
(atelectasia) (Fig. 22-2). Esta imagen se denomina broncograma aéreo.
Figura 22-2.
Imagen radiográfica de los bronquios. En el
pulmón normal los bronquios llenos de aire no contrastan
con el parénquima de igual contenido. Si el parénquima
está ocupado por líquido o exudado los bronquios
llenos de aire contrastan y dan la imagen llamada de broncograma
aéreo. A diferencia de los bronquios, los vasos pulmonares
se diferencian del parénquima normalmente aireado
por estar llenos de sangre, y se borran cuando el pulmón
a su alrededor se condensa.
Figura 22-3. Imagen radiográfica
de los vasos pulmonares. En el pulmón normal los
vasos llenos de sangre dan una imagen por contraste con
el contenido aéreo de los alvéolos. Si el
parénquima está condensado los vasos dejan
de verse por falta de contraste.
Este mismo mecanismo explica el llamado signo
de la silueta: cuando a una estructura que normalmente da origen
a una silueta de borde preciso se le adosa otra de similar densidad,
desaparece el borde y, con él, la silueta. Así, una
condensación del lóbulo medio en contacto con el borde
derecho del corazón borra la silueta de éste (Fig.
22-4).
Figura 22-4. Signo de la
silueta: la condensación del lóbulo medio, claramente
visible en la placa lateral, borra el borde derecho del corazón
por estar en contacto con éste y tener la misma densidad
radiológica que el corazón.
En cambio, si la condensación es del segmento
basal posterior del lóbulo inferior, que queda por detrás
del corazón sin contactar con él, el borde derecho
de éste sigue siendo diferenciable de la sombra de la condensación
pulmonar (Fig. 22-5).
Figura 22-5. Ausencia de
signo de la silueta. Una condensación del segmento
basal posterior del lóbulo inferior derecho, que no
tiene contacto con el corazón, no borra su borde, que
se puede ver superpuesto a la sombra de condensación.
Por esta característica, el signo de la
silueta permite deducir en una sola proyección radiográfica
la situación de una lesión con relación a un
órgano de posición conocida, como diafragma, aorta
o corazón.
Calificación de la calidad de la radiografía
de tórax
Sólo el examen radiográfico de
buena calidad puede entregar una información completa y fidedigna,
de modo que lo primero que el clínico debe hacer es verificar
que ha recibido un examen técnicamente adecuado. Para que
una radiografía de tórax se considere adecuada debe
reunir las siguientes características:
a) La placa debe incluir la totalidad del tórax,
desde los vértices pulmonares hasta el fondo de los recesos
costodiafragmáticos, tanto en proyección frontal
como lateral. Las escápulas deben estar fuera de los campos
pulmonares.
b) La radiografía frontal debe estar bien
centrada, lo que se puede verificar comprobando que los extremos
esternales de ambas clavículas equidistan de la sombra
central de las apófisis espinosas vertebrales.
c) La dureza o penetración de los rayos
debe ser tal que alcance a verse tenuemente la columna vertebral
segmentada por los discos intervertebrales detrás de la
sombra cardíaca, debiendo existir una gama diferenciable
de grises, negro y blanco.
d) Salvo que se haya solicitado de otra manera,
la placa debe corresponder a inspiración profunda sostenida.
La falta de inspiración puede hacer aparecer sombras inexistentes
o modificar la imagen de las lesiones presentes. Por otra parte,
si no se han detenido los movimientos respiratorios, las estructuras,
especialmente los vasos, se ven borrosas.
RADIOGRAFIA DE TORAX NORMAL
La reproducción de radiografías en
láminas de libros suele ser insatisfactoria, por lo que en
el libro impreso se prefirió usar esquemas muy simples
que sirvieran de guía para ver en las placas reales. En esta
edición en la red hemos mantenido los esquemas porque han
resultado útiles. pero se ha agregado al fin del capítulo
un vínculos para acceder a un autoinstructivo con imágenes
radiológicas reales.
En las figuras que siguen se identifican la mayor
parte de los elementos que se ven en la radiografía de tórax.
Recuerde que en la placa los lados derecho e izquierdo del paciente
están en relación inversa con los lados del observador.
Figura 22-6. Radiografía
posteroanterior normal.1. Tráquea. 2. Carina traqueal.
3. Bronquios principales. 4. Arterias pulmonares y ramas principales.
5. Venas pulmonares. 6. Botón aórtico. 7. Aurícula
derecha. 8. Ventrículo izquierdo. 9. Aorta descendente.
10. Vena cava superior. 11. Cisura menor. 12. Diafragma derecho.
13. Diafragma izquierdo. 14. Burbuja gástrica. 15.
Clavículas. 16. 1ª costilla. 17. Escápula.
18. Pliegues axilares.
Figura 22-7 Radiografía lateral normal.
1. Tráquea. 2. Hilio. 3. Aorta. 4. Cisura mayor derecha.
5. Cisura mayor izquierda. 6. Cisura menor. 7. Ventrículo
derecho. 8. Aurícula izquierda. 9. Vasos braquio-cefálicos.
10. Escápula. 11. Diafragma derecho. 12. Diafragma
izquierdo. 13. Burbuja gástrica.
Un radiólogo o un especialista experimentado
puede identificar y evaluar gran parte de los órganos contenidos
en el tórax, pero para nuestros objetivos sólo nos
detendremos en los siguientes elementos, suponiendo que el examen
se ha realizado de pie, salvo que se indique lo contrario.
Paredes del tórax
Columna vertebral: los cuerpos
vertebrales se ven en forma borrosa, destacando las apófisis
espinosas dispuestas a lo largo de la línea media, que se
aprecian mejor en la parte alta del tórax, perdiendo definición
detrás del corazón. En la proyección lateral
las vértebras se ven más nítidas y blancas,
pero se van oscureciendo a medida que se desciende hacia el abdomen.
Esta característica se pierde si se sobreponen elementos
más densos, que no siempre se ven por sí mismos (condensación
alveolar, derrames pleurales).
Costillas: por su trayecto oblicuo,
sus arcos posteriores se proyectan más arriba que sus extremos
anteriores. Sus bordes son aproximadamente paralelos, dejando espacios
intercostales que son iguales a ambos lados del tórax. En
personas de edad, los cartílagos costales suelen calcificar,
dando imágenes que deben diferenciarse de las patológicas.
Esternón: se ve en su totalidad
en la proyección lateral, mientras que en frontal sólo
se ve la zona del manubrio que, ocasionalmente, puede aparentar
un ensanchamiento de la parte alta del mediastino.
Clavícula: es importante
individualizar sus extremos internos en relación con las
apófisis espinosas para verificar que la placa esté
bien centrada.
Escápula: al tomar las
radiografías se pone los brazos en la posición que
saque lo más posible a las escápulas fuera del campo
de proyección del tórax.
Diafragma: en inspiración
profunda la parte más alta de la cúpula diafragmática
derecha coincide aproximadamente con el extremo anterior de la 6ª
costilla. Debido al peso del corazón, la cúpula izquierda
está 1,5 a 2,5 cm más abajo en el 90% de los sujetos
normales. Usualmente las cúpulas son regularmente redondeadas,
pero pueden presentar lobulaciones. A ambos lados contactan con
las paredes costales formando un ángulo agudo o seno costofrénico.
Hacia la línea media, la cúpula derecha termina formando
con el corazón el ángulo cardiofrénico, mientras
que a la izquierda puede seguirse varios centímetros sobrepuesta
la sombra cardíaca. Uno a dos centímetros bajo el
diafragma izquierdo se observa la burbuja de aire del estómago,
relación que sirve para identificar este hemidiafragma en
las radiografías laterales y para sospechar un derrame pleural
infrapulmonar (Fig. 50-6). En decúbito la burbuja se desplaza
hacia la pared anterior del abdomen y no es visible. En proyección
lateral puede apreciarse que las inserciones posteriores del diafragma,
y por lo tanto los senos costofrénicos posteriores, están
situados varios centímetros más bajos que las anteriores.
Partes blandas parietales: usualmente
su situación externa al tórax es evidente, pero en
ocasiones los pezones y tumores cutáneos pueden simular nódulos
intratorácicos y los pliegues cutáneos pueden dar
falsas imágenes lineales. Las mamas voluminosas pueden producir
un velamiento tenue, y una mastectomía, una falsa imagen
de hipertranslucencia.
Contenido torácico
Tráquea: en la placa frontal
se ve como una columna aérea que baja por la línea
media, desviándose ligeramente a la derecha del paciente
a nivel del cayado aórtico. En la radiografía lateral
es levemente oblicua de delante a atrás y de arriba abajo.
Bronquios principales: un poco
por debajo del nivel del botón aórtico se separan
las columnas aéreas de los bronquios derecho e izquierdo,
formando una carina de ángulo variable entre 50 y 100°.
En proyección lateral, estos bronquios son casi paralelos
al haz de rayos y se ven como claridades redondeadas superpuestas
al eje traqueal, siendo la más alta la correspondiente al
bronquio derecho. Las ramas bronquiales lobulares y sus subdivisiones
no son visibles por estar rodeadas de pulmón lleno de aire.
Mediastino: los órganos
centrales del tórax forman una silueta característica
en la placa frontal, cuyo borde derecho está formado sucesivamente
de arriba abajo por el tronco braquiocefálico derecho, la
vena cava superior, la aurícula derecha y una pequeña
parte de la vena cava inferior. El borde izquierdo empieza arriba
con la arteria subclavia de ese lado y sigue con la prominencia
del botón aórtico. En la parte media se proyecta el
tronco de la arteria pulmonar, parte de la aurícula izquierda
y finalmente en la parte baja el ventrículo izquierdo, que
forma un arco muy prominente. En la placa lateral la sombra cardíaca
descansa y se confunde con la mitad anterior del hemidiafragma izquierdo.
Su borde anterior está formado por el ventrículo derecho
y el posterior por la aurícula izquierda arriba, el ventrículo
izquierdo al medio y la vena cava inferior, abajo. El cayado aórtico
puede distinguirse parcialmente como un arco anteroposterior en
la mitad posterior de la parte alta del tórax.
Parénquima pulmonar: el
aire, los tabiques alveolares y el intersticio normales no dan imagen
radiográfica notoria. El dibujo que se ve en los campos pulmonares
corresponde principalmente a los vasos pulmonares llenos de sangre
que contrastan con el parénquima aireado. Las arterias pulmonares
y el nacimiento de sus ramas principales forman parte del mediastino
y de los hilios. Hacia la periferia, las arterias se ven más
tenues, pero es posible seguirlas hasta 1 a 2 cm de la pleura y
apreciar sus divisiones, que se suceden con intervalos de 1 a 2
cm. Por efecto de la gravedad, la presión hidrostática
intravascular es mayor en las bases, por lo cual los vasos en estas
zonas están más distendidos y se ven un 50 a 75% más
gruesos que los de la mitad superior del pulmón. En la mitad
inferior de los pulmones, las arterias siguen un trayecto oblicuo
cercano a la vertical, mientras que las venas siguen una dirección
casi horizontal hacia la aurícula izquierda.
Los bronquios intrapulmonares no se ven por
constituir prácticamente una interfase aire-aire. Ocasionalmente
pueden dar origen a una imagen anular cercana a los hilios cuando
los rayos los atraviesan a lo largo de su eje longitudinal.
Hilios pulmonares: anatómicamente
son el paquete de vasos, bronquios, nervios y ganglios que unen
al pulmón con el mediastino. Su principal componente radiográfico
al lado derecho son las ramas de la arteria pulmonar derecha, mientras
que al lado izquierdo son la arteria pulmonar en sí misma
y su rama izquierda. En condiciones normales, los demás componentes
contribuyen poco a la imagen hiliar. El hilio derecho se encuentra
aproximadamente 1,5 cm más bajo que el izquierdo.
Pleuras: en la mayor parte de
su extensión, estas membranas se encuentran en contacto con
la superficie interna del tórax, formando una interfase sólido-sólido,
que no da imagen radiográfica. Al nivel de las cisuras pulmonares,
en cambio, la pleura contacta con lóbulos con aire por ambos
lados, de manera que da origen a una fina imagen lineal en las zonas
en donde los rayos la atraviesan tangencialmente. La cisura menor
del lado derecho, debido a su disposición horizontal, se
ve frecuentemente en la radiografía frontal y casi siempre
en la lateral. Las cisuras mayores no son apreciables en la placa
frontal, pero suelen verse en la lateral como líneas oblicuas
de atrás adelante y de arriba abajo.
Proyección de los lóbulos pulmonares
En las Figuras 22-8 y 22-9 se esquematiza la proyección
de los lóbulos pulmonares en la radiografía frontal
y lateral. Se puede apreciar la importante superposición
que existe en la proyección frontal, que se debe a la oblicuidad
de la cisura mayor y a la situación anterior del lóbulo
medio. Esta disposición debe tenerse presente para no atribuir
al lóbulo superior toda lesión de la mitad superior
de la radiografía y al lóbulo inferior las de la mitad
inferior. La figura también demuestra la utilidad de la placa
lateral para la diferenciación de los lóbulos.
Figura 22-8. Proyección
de los lóbulos del pulmón derecho. En lateral
se aprecia la situación posterior del lóbulo
inferior y la anterior del lóbulo medio. En frontal
puede apreciarse que imágenes de la mitad superior
pueden corresponder tanto al lóbulo superior como al
inferior.
Figura 22-9. Proyección
de los lóbulos del pulmón izquierdo. En lateral
el lóbulo superior ocupa toda la zona anterior. En
frontal ambos lóbulos se superponen en la mayor parte
de su extensión, exceptuando el vértice ( l.
superior) y la zona lateral basal ( l. inferior).
Tamaño del pulmón
El tamaño del pulmón se aprecia
en la radiografía a través de la posición del
diafragma y la conformación de la caja torácica. Varía
ampliamente con la contextura y talla del individuo. En posición
de pie y en inspiración profunda, el vértice de la
cúpula diafragmática derecha coincide con el extremo
anterior de la 5ª a 6ª costillas. Al lado izquierdo la
base pulmonar está, en general, hasta 2,5 cm más bajo.
En decúbito el tórax se acorta considerablemente por
ascenso del diafragma, el corazón se dispone más horizontalmente
y el mediastino se ensancha. Lo mismo sucede en espiración,
pero en menor grado.
IMAGENES RADIOLOGICAS PATOLOGICAS
Las imágenes anormales de la radiografía
de tórax se generan por dos mecanismos principales:
a) modificación de imágenes normales
en cuanto a densidad, forma, tamaño, situación,
relaciones, etc.
b) aparición de elementos nuevos.
Aunque la cantidad de imágenes diferentes
que estos mecanismos pueden generar es muy amplia, para nuestros
fines es posible limitarse a algunos patrones y elementos básicos
que a continuación describiremos, indicando su base morfológica
general. Se evitará establecer conexiones entre signos radiográficos
y determinados diagnósticos etiológicos, ya que este
aspecto sólo se puede abordar con seguridad, como ya se ha
insistido, analizando el cuadro clínico global del paciente.
Sombras de relleno alveolar
Se deben al reemplazo del aire en el compartimento
alveolar por líquido, exudado inflamatorio, tejido neoplásico,
etc., dando origen a una opacidad de variable extensión.
Su unidad básica es la sombra acinar, que representaría
el compromiso de la estructura anatómica denominada acino,
o sea, el conjunto de espacios aéreos dependientes de un
bronquíolo terminal. Las sombras acinares generalmente pierden
su individualidad por coalescencia, debido a la extensión
del relleno por las comunicaciones que existen entre los alvéolos.
Ocasionalmente las sombras acinares pueden distinguirse claramente
como opacidades irregularmente redondeadas de 4-10 mm de diámetro.
La fusión de sombras acinares da origen a una imagen llamada
de condensación.
La opacidad resultante puede ser homogénea
o no homogénea según lo uniforme y completo que sea
el relleno alveolar. Cuando el proceso de relleno se inicia en los
alvéolos con material relativamente fluido, como sucede en
la neumonía y el edema pulmonar, la condensación se
extiende por los poros de Cohn sin ceñirse a los límites
de los segmentos pulmonares. Sus márgenes son generalmente
poco precisos, a no ser que estén determinados por una cisura.
Con frecuencia los bronquios llenos de aire contrastan con el parénquima
condensado, dando un broncograma aéreo.
Figura 22-10. Broncograma
aéreo en neumonía del lóbulo superior
derecho. En cambio, en los procesos iniciados en los bronquios,
como la bronconeumonía, o en los vasos, como el infarto,
la condensación suele estar limitada a el o los segmentos
correspondientes a los bronquios o vasos comprometidos.
Cuando las condensaciones contactan con otras
estructuras densas como el corazón y el diafragma, el contorno
de éstas se borra por falta del contraste entre sólido
y aire (signo de la silueta). La condensación de un área
de parénquima generalmente no modifica notoriamente su volumen.
Algunas neumonías con mucho componente edematoso pueden ocasionalmente
aumentarlo, mientras que en infartos puede producirse una reducción
por disminución del surfactante debido a la isquemia. Cuando
el relleno alveolar se debe a edema cardiogénico las imágenes
descritas pueden modificarse en pocas horas, siendo en cambio más
persistentes cuando se deben a exudados densos.
Atelectasias
La disminución del contenido de aire
de los alvéolos sin que sea reemplazado por sólido
o líquido conduce a una disminución de volumen de
la zona pulmonar comprometida que se denomina atelectasia (ateles
= incompleto; ektasia = distensión). Sólo
cuando se produce un colapso alveolar completo se observa una opacificación
radiográfica detectable. Por ello, los signos más
frecuentes de esta condición son los desplazamientos de estructuras
torácicas hacia el foco atelectásico por la disminución
de volumen: ascenso del diafragma; desviación del mediastino,
cisuras, vasos o tráquea; reducción de tamaño
del lóbulo o de un hemitórax y de los espacios intercostales,
etc. (Fig. 22-11).
Figura 22-11. Atelectasia
masiva del pulmón izquierdo. Se aprecia el aumento
de opacidad del pulmón que tiene un menor volumen:
desviación del mediastino y tráquea hacia la
izquierda; ascenso del diafragma evidenciado por la posición
de la burbuja gástrica; disminución de tamaño
del hemitórax izquierdo con estrechamiento de los espacios
intercostales (no ilustrado en el esquema).
Las opacidades tienen una situación y formas
característica según los lóbulos o segmentos
comprometidos ). El signo de la silueta puede estar presente en
los casos en que exista contacto e incluso puede ser el signo que
llama la atención hacia una atelectasia sólo levemente
opacificada. En las atelectasias opacificadas puede observarse broncograma
aéreo, a no ser que se deban a obstrucción bronquial,
en la cual el aire atrapado se reabsorbe. En ocasiones la atelectasia
puede detectarse por la sobreinflación compensatoria de parénquima
vecino.
Imagen de compromiso intersticial
En las numerosas enfermedades que comprometen
el compartimento intersticial se pueden observar los siguientes
elementos radiológicos básicos (Fig. 22-12):
Figura 22-12. Imagen intersticial. Se aprecian
imágenes lineales, reticulares, micronodulares y formación
de panal de abejas en las bases.
a) Sombras lineales finas y curvas que forman
un retículo irregular. Son generadas por el engrosamiento
del intersticio.
b) Nódulos múltiples, que son generalmente
pequeños, de 1 a 3 mm de diámetro, pero que pueden
alcanzar a 10 mm o más en algunas de las enfermedades de
este grupo. Los nódulos radiográficos pueden corresponder
a nódulos histológicos granulomatosos o neoplásicos
y, en el caso de los más pequeños, a una falsa imagen
por sumación de sombras lineales que se entrecruzan.
c) Panal de abejas: imagen formada por un retículo
grueso que delimita múltiples cavidades quísticas
de 3 a 10 mm de diámetro. Estas corresponden a dilataciones
bronquiolares causadas por la retracción fibrótica
terminal del territorio alveolar.
Los elementos mencionados pueden combinarse
en las más variadas formas, algunas de las cuales revisten
una fisonomía relativamente característica que permite
sugerir algunas etiologías o entidades determinadas, como
veremos en el capítulo 40. Cuando se agrega relleno alveolar,
las líneas y nódulos se borran por falta de contraste
aéreo.
Sombras lineales
Son elementos en que predomina la dimensión
longitudinal, con un ancho menor de 2 mm. Si son más gruesas
(2 a 5 mm), se denominan bandas. Estas sombras pueden originarse
por aumento de espesor o densidad de estructuras normales: cisuras,
paredes bronquiales, vasos, tabiques intersticiales, o por la aparición
de elementos anormales como cicatrices pleurales o pulmonares, pliegues
cutáneos, etc. Sólo destacaremos las llamadas líneas
de Kerley o septales, producidas por el engrosamiento de tabiques
interlobulillares (Fig 22/13).
Figura 22-13. Imágenes lineales:
las líneas B de Kerley se ven perpendiculares a la
pared costal baja y las líneas A irradian desde los
hilios. Sobre el diafragma izquierdo se ve una banda vertical.
Las líneas B de Kerley se ven como finas
líneas de 1 a 2 mm de espesor y de menos de 2 cm de largo
dispuestas perpendicularmente a la pleura costal en las bases pulmonares.
Son frecuentes en la infiltración edematosa o neoplásica
de los tabiques, pero también pueden verse en procesos inflamatorios.
Las líneas A son más largas (2-6 cm), se dirigen hacia
los hilios y no contactan con la pleura.
Nódulos y masas
Son la imagen de lesiones pulmonares o pleurales
que se superponen a las estructuras normales con un desarrollo más
o menos similar en las tres dimensiones del espacio (Fig 22-14).
Figura 22-14. Imágenes de nódulos
y masas. 1. Nódulo
. 2. Nódulo con espículas. 3. Nódulo
excavado. 4. Nódulo con calcificación. 5. Masa.
En el análisis radiográfico se denomina
nódulos a las opacidades de hasta 30 mm de diámetro
y masas a las mayores, siempre que estén al menos parcialmente
delimitadas. . Su base morfológica es variada: neoplasias
malignas y benignas, inflamaciones crónicas, malformaciones,
quistes con contenido líquido, etc. Para su diagnóstico
diferencial pueden tener valor características como su número,
presencia de espículas o salientes agudas en su borde, excavación,
calcificaciones, concomitancia de adenopatías hiliares o
mediastínicas, etc. En este tipo de lesiones es imprescindible
la radiografía lateral o la TAC para determinar sus características
en las tres dimensiones y para conocer su localización exacta,
dato necesario para ulteriores estudios (endoscopía, punciones,
etc.) y eventual tratamiento quirúrgico.
Los quistes llenos de líquido o mucus,
como es corriente, dan una imagen radiográfica de nódulo
o de masa. Si bien un borde muy circular y nítido puede sugerir
su naturaleza, su diagnóstico seguro sólo puede hacerse
recurriendo a la TAC, que permite diferenciar la naturaleza del
relleno. Cuando el quiste tiene contenido aéreo la imagen
cae bajo la denominación general de cavidades, que veremos
a continuación.
Cavidades
Son espacios avasculares con contenido aéreo.
Por su génesis, se puede diferenciar tres entidades (Fig.22-15).
Figura 22-15. Imágenes
de cavidades. 1. Caverna. 2. Quiste aéreo. 3. Bula.
4. Absceso pulmonar. 5. Bulas subpleurales.
Puede tratarse de formaciones quísticas
abiertas, con contenido aéreo o hidroaéreo, que se
caracterizan por presentar en todo o parte de su contorno una pared
regular y fina (quiste hidatídico roto, quiste bronquial).
Una segunda posibilidad es la excavación o caverna, cavidad
de pared gruesa a irregular, característica que se debe a
que la cavidad se forma por necrosis de una condensación,
nódulo o masa cuyos restos persisten. Es frecuente que presenten
un nivel hidroaéreo.
Por último existen las bulas, término
que se aplica a áreas localizadas de enfisema avanzado, rodeadas
de una pared de menos de 1 mm de espesor y con frecuencia discontinua,
que se forma por destrucción y colapso del parénquima
alveolar circundante.
Calcificaciones
Es corriente que se depositen sales de calcio
en células y tejidos dañados, en lesiones granulomatosas
y en hamartomas (malformaciones). Con la excepción de metástasis
de osteo o condrosarcomas, las lesiones neoplásicas no calcifican.
Este hecho reviste importancia en el diagnóstico diferencial
de nódulos y masas, en las cuales la presencia de calcificaciones
difusas es considerada como un índice de benignidad. Las
neoplasia pueden tener calcificaciones localizadas por haber crecido
en su vecindad .Como el calcio es muy opaco a rayos, es relativamente
fácil detectarlas, pero ocasionalmente debe recurrirse a
la TAC para definir su existencia y morfología.
Hipertranslucencia
El aumento del contenido aéreo o la
disminución de vasos en un área del pulmón
hace que ésta aparezca más negra en la radiografía
(hipertranslucencia). Las formas localizadas, circunscritas por
un límite denso, ya han sido analizadas como cavidades. Aquí
nos referiremos a aquellas que no tienen tal límite preciso.
Pueden comprometer segmentos, lóbulos o uno o los dos pulmones.
En forma localizada se producen por aumento del contenido aéreo
en obstrucciones bronquiales con mecanismo valvular que hiperinsufla
al territorio correspondiente y en hiperdistensión compensatoria
de áreas pulmonares sanas ante la disminución de volumen
de zonas enfermas o extirpadas quirúrgicamente. En forma
difusa se ve en la obstrucción bronquial difusa del asma
y de la EPOC. La hipertranslucencia por disminución del dibujo
vascular también puede ser localizada (embolias, secuelas
obstructivas e hipoplasia de vasos) o generalizadas (destrucción
de tabiques alveolares en enfisema, vasoconstricción en hipertensión
pulmonar primaria).
Derrame pleural
La presencia de líquido en la pleura
se traduce por un velamiento homogéneo que se distribuye
de acuerdo a la fuerza de gravedad. Por las razones que se detallan
en el capítulo 56, el límite superior del líquido
en la placa frontal no se ve horizontal, como realmente es, sino
que formando una curva más alta hacia la axila (Fig. 22-16).
Su explicación se encuentra en el capítulo 49.
Figura 22-16. Imagen de
derrame pleural. En la base derecha hay una opacidad homogénea
que borra el contorno del diafragma y cuyo borde superior
aparece con una curva de vértice más alto en
la pared axilar.
Cuando existe simultáneamente aire dentro
de la pleura (hidroneumotórax) se forma una interfase aire-líquido
que permite que el límite del líquido superior se
vea horizontal (imagen hidroaérea) (Fig. 22-17).
Neumotórax
La penetración de aire a la cavidad
pleural se traduce por la retracción del pulmón y
la formación de una cámara aérea, que se ve
como un área sin dibujo pulmonar (Fig. 22-17).
Figura 22-17. Neumotórax
e hidroneumotórax. Al lado derecho hay una franja avascular
entre la pared torácica y el pulmón reducido
de volumen, debida a la presencia de aire en la pleura (neumotórax).
La pleura visceral es visible como una fina línea con
el aire del neumotórax por un lado y el del pulmón
por el otro. Al lado izquierdo además de aire hay líquido
(hidroneumotórax). La existencia de una interfase aire-líquido
hace que el límite superior del derrame pleural se
vea horizontal como realmente es.
Al haber aire a ambos lados de la pleura visceral,
ésta se ve como una fina línea opaca que limita al
pulmón retraído.
TOMOGRAFIA AXIAL COMPUTARIZADA (TAC)
Por ser un examen de interpretación
difícil y de uso preferencial para casos complejos en los
cuales probablemente deberá participar un especialista, no
entraremos en el análisis de sus imágenes. Sin embargo,
es conveniente tener presente en qué circunstancias está
indicado su uso.
Las principales ventajas de la TAC respecto
a la radiografía son:
- El corte transversal da una imagen real de la disposición
topográfica en el plano transversal de los elementos morfológicos
normales y anormales, En sentido craneocaudal se produce una superposición
de elementos cuya densidad promedio es la registrada por el sensor,
pero esta distorsión compromete sólo un espesor
de 10 mm que puede reducirse a 1 o 2 mm si es necesario (TAC de
alta resolución).
- Diferencia una mayor gama de densidades dando diferentes tonos
de gris para los tejidos sólidos, la grasa y los fluidos.
Estas densidades pueden ser medidas objetivamente en unidades
Hounsfield (UH), así llamadas en honor de uno de los creadores
de la TAC.
- Con un medio de contraste intravenoso es posible precisar aun
más el diagnóstico diferencial de acuerdo a la cantidad
de sangre que recibe o contiene la estructura en evaluación.
Este agregado también permite visualizar la existencia
de trombos y de obstrucciones al flujo sanguíneo en embolias
pulmonares (angioTAC)
La principal limitante de la TAC es su mayor
costo, de manera que debe considerarse como un recurso selectivo
para aquellos casos en que la radiografía resulte insuficiente.
Otra limitación son aquellos pacientes que no pueden ser
transportados al Servicio de Rayos o que están conectados
a equipos que no pasan por el túnel de examen de la máquina.
Indicaciones de la TAC
Prácticamente en toda la patología
torácica la TAC puede agregar información morfológica
a la radiografía de tórax pero, en un alto número
de casos, esta mayor precisión diagnóstica no será
lo suficientemente significativa como para modificar la decisión
adoptada sobre la base de la radiografía. Existen, sin embargo,
áreas en que la contribución de la TAC es indispensable
para precisar el diagnóstico y decidir sobre la mejor conducta.
Sus indicaciones están ligadas a su mayor capacidad de detección
y, sobretodo, de definición de las características
de la estructura responsable de una imagen, y pueden sintetizarse
en.
- Estudio del mediastino. La mejor capacidad de la TAC para diferenciar
densidades permite que, donde la radiografía sólo
muestra una sombra homogénea, se pueda delimitar sombras
de diferente tonalidad de gris correspondientes a grasa, ganglios,
timo, tumores, vasos, etc. Con la administración de medio
de contraste endovenoso puede obtenerse aun mayor información
en este aspecto. Una de las principales aplicaciones en esta área
es la etapificación del cáncer bronquial y la demostración
de aneurismas aórticos.
- Estudio del nódulo solitario del pulmón. En primer
término la TAC define con mayor seguridad si el nódulo
es realmente único o existen otros; también muestra
mejor sus características estructurales. Es especialmente
apto para detectar y caracterizar calcificaciones que permiten
calificar la naturaleza benigna o maligna del proceso.
- Diferenciación entre masas sólidas y quistes con
contenido líquido. Estas lesiones, que en la radiografía
se ven de un mismo tono de gris, son claramente identificadas
por la TAC por su alta capacidad de diferenciar densidades.
- En el estudio de la estructura fina del parénquima pulmonar.
Los cortes finos de 1 o 2 mm promedian la densidad de un volumen
muy pequeño de pulmón, lo que permite precisar detalles
de la estructura intersticial y alveolar. Esta información,
junto a la distribución topográfica de las lesiones,
permite identificar patrones razonablemente específicos
en enfermedades intersticiales del pulmón.
- Estudio de embolias pulmonares, la inyección intravenosa
de medio de contraste visualiza trombos y oclusiones de flujo
sanguíneo.
- Búsqueda y definición de bronquiectasias. El TAC
de alta resolución muestra muy bien dilataciones bronquiales
que en la radiografía raramente pueden evidenciarse.
- Estudio de zonas ciegas de la radiografía de tórax.
- Estudio de patología pleural. La TAC permite diferenciar
las paredes y el contenido de la cavidad pleural y definir sus
relaciones con el parénquima pulmonar y la pared del tórax.
- Patología de la pared torácica. La capacidad de
diferenciar las densidades de grasa, músculo y otros tejidos
sólidos tiene importante aplicación en el estudio
de tumores e inflamaciones parietales.
VINCULOS PROGRAMATICOS
- Módulo
de autoinstrucción Escuela de Medicina, Universidad Católica
Programa computacional con placas radiográficas reales
que complementan los esquemas del texto
- Introducción
to chest radiology
Muy buen programa de ejercicios
EXTRAPROGRAMATICO
-
Crosscuts
Muy buen programa para comprender la anatomía del tórax
en la TAC que se compara con cortes anatómicos transversales
- HRTC
picker
Ejercicios avanzados sobre TAC
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