PARTE VENFERMEDADES RESPIRATORIAS |
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TABLA 26-2 |
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POLUTANTE |
MAXIMO PERMISIBLE PROMEDIO
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PERIODO
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Partículas en suspensión | 260
µg / m 3 75 µg / m 3 |
24
horas 1 año |
SO2 | 365
µg / m3 80 µg / m 3 |
24
horas 1 año |
NO2 | 300
µg / m 3 100µg / m 3 |
24
horas 1 año |
O3 | 160µg / m 3 | 1 hora 1 vez al año. |
CO | 35,00 ppm 9,00 ppm |
1 hora 8 horas |
•ppm: partes por millón. |
De acuerdo con estos criterios, los niveles promedios anuales de partículas en suspensión en Santiago son sobrepasados prácticamente a permanencia. El promedio anual ha sido superior a 200 µg/m3 en los últimos 12 años y el nivel aceptable para 24 horas se sobrepasa a menudo durante el invierno. Los niveles máximos permisibles de monóxido de carbono para 8 horas se han superado también con frecuencia. Según la información disponible, los niveles promedios anuales para los otros gases no han sido sobrepasados en los últimos años. Sin embargo, conviene tener presente que estos promedios anuales pueden esconder niveles transitorios más altos que la norma, los cuales pueden producir síntomas y daño pulmonar, especialmente en pacientes con enfermedades cardiorrespiratorias.
. En relación con el ambiente laboral,
los niveles permisibles de SO2
(5 ppm o partes por millón) serían muy altos
para una persona sometida a respirarlos crónicamente por
8 horas diarias.
Debe tenerse presente que corrientemente , tanto en los ambientes domiciliarios como en los laborales, se añaden más polutantes a los del ambiente general de la ciudad y se alcanzan con frecuencia niveles muy superiores a los estándares. Por ejemplo, una estufa a kerosene puede producir concentraciones de SO2 veinte veces superiores al máximo permisible. A diferencia de lo que sucede con la polución ambiental general, el médico puede influir en el control de este aspecto a través de sus consejos e indicaciones al paciente o sus familiares, por lo cual es indispensable interrogar sobre estas condiciones en los portadores de enfermedades respiratorias sensibles a factores contaminantes.
La contaminación intradomiciliaria se debe a humo de cigarrillo, calefacción y cocción de alimentos con leña, carbón, kerosene o gas, aerosoles diversos, alergenos, etc .y depende críticamente de la frecuencia y eficacia con que se renueve el aire a través de la ventilación. Estudios epidemiológicos demuestran que los niños pequeños, que son los que más tiempo permanecen dentro de la casa por un temor injustificado al frío del exterior, son los más afectados, presentando una mayor incidencia de infecciones respiratorias altas y bajas y de fenómenos obstructivos bronquiales. Por el menor calibre de sus vías respiratorias son susceptibles a mayor deposito de partículas que pueden incluso interferir en el desarrollo de su aparato respiratorio, lo que constituye un factor de riesgo para enfermedades obstructivas en la edad adulta.
Es importante recalcar que la población tiene muy poca conciencia de este riesgo en contraste con lo que sucede con el smog, al que se culpa de cuadros debidos a infecciones virales o al consumo propio de cigarrillos´
Los riegos de ambientes laborales se abordan mas adelante en las enfermedades ocupacionales.
El depósito de polutantes en el pulmón depende de su solubilidad, duración de la exposición y del patrón respiratorio. Los polutantes solubles son atrapados en la superficie húmeda de la nariz. Es así como sólo un 2% del SO2 inhalado por vía nasal llega a la glotis. Durante el ejercicio aumenta el depósito de SO2 en el pulmón, por aumento de la ventilación y por la respiración bucal.
El tamaño de las partículas determina el sitio donde se impactan. Las de mayor tamaño son atrapadas mecánicamente en las vías aéreas superiores, mientras que las más pequeñas penetran al pulmón y pueden sedimentar por efecto de la fuerza de gravedad en los bronquiolos y alvéolos.
Como se ha analizado en el capítulo de mecanismos de defensa del pulmón, la remoción de las partículas se realiza fundamentalmente a través de la tos, del mecanismo mucociliar y por los macrófagos alveolares, sistemas que también pueden dañarse por efecto de los polutantes inhalados.
Generalmente estos dos elementos se encuentran combinados, por lo que, desde el punto de vista epidemiológico, se analizan en conjunto. Los estudios al respecto han logrado establecer que la exposición a niveles altos de estos polutantes se asocia a un aumento de los síntomas y de la mortalidad en enfermos cardíacos y respiratorios crónicos. No se ha logrado comprobar un rol causal en el desarrollo de enfermedades respiratorias crónicas.
Los asmáticos son especialmente sensibles al SO2 y presentan broncoconstricción con niveles muy inferiores a los que producen síntomas en sujetos normales (5 ppm). Durante el ejercicio físico, un asmático desarrolla obstrucción bronquial con 0,4 ppm y basta una exposición de 3 minutos para tener síntomas. Esto se debe a la mayor ventilación y a la respiración bucal del ejercicio, que determinan una mayor penetración del SO2 hasta las vías aéreas periféricas. El citado nivel, si bien es inferior al promedio diario permitido (0,14 ppm), es sobrepasado frecuentemente durante algunos minutos a lo largo del día.
La inhalación de partículas respirables produce un aumento de la incidencia de tos y expectoración. Estudios realizados en escolares de ciudades norteamericanas con distinto grado de contaminación por partículas, demuestran que la incidencia de tos y expectoración es más alta mientras mayor es la concentración de partículas en el aire atmosférico, especialmente en niños asmáticos. En estos estudios, todas las ciudades tenían niveles inferiores a los máximos permisibles, lo que demuestra que estos niveles no garantizan una falta de efectos en los más susceptibles.
No se ha logrado establecer si existe relación entre exposición a oxidantes fotoquímicos y un aumento de la mortalidad. Su inhalación excesiva aumenta la frecuencia de síntomas respiratorios, especialmente en asmáticos o en pacientes con LCFA, pero no produce trastornos crónicos en la función pulmonar. La exposición a 0,15 ppm de ozono o más, nivel que se alcanza habitualmente en las ciudades, produce cefalea, irritación conjuntival y tos.
Si individuos sanos se exponen a más de 0,30 ppm de ozono durante un ejercicio moderado, presentan tos, opresión retroesternal, disminución de la CV y del VEF1, aumento de la resistencia de la vía aérea y caída de la distensibilidad. Estos mismos síntomas y alteraciones se producen con niveles de 0,15 ppm durante un ejercicio intenso. La exposición repetida a ozono produce tolerancia.
El NO2 produce síntomas más leves que el ozono, aunque se ha demostrado que la exposición a 0,1 ppm durante 1 hora aumenta la reactividad bronquial.
Los efectos del CO derivan de su interferencia sobre el transporte de O2, siendo de riesgo una concentración de carboxihemoglobina de 4% o más. Esta concentración se puede alcanzar con exposición de 25 ppm durante 24 horas. Los individuos con mayor riesgo son los cardiópatas y los pacientes con enfermedades respiratorias graves.