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Aunque el estudio clínico de estos tumores corresponde
a especialistas, es conveniente que el clínico general conozca
su existencia y sus características mas sobresalientes.
TUMORES DE MALIGNIDAD INTERMEDIA
Además del cáncer pulmonar existen
otras neoplasias pulmonares menos frecuentes, cuya importancia radica
en los trastornos que producen y en que pueden simular un cáncer
bronquial. Se les denomina genéricamente semimalignos porque,
si bien sólo excepcionalmente dan metástasis, pueden
invadir y recidivar localmente. Su causa es desconocida y se presentan
con igual frecuencia en ambos sexos. Durante mucho tiempo se les
agrupó bajo el nombre de adenomas bronquiales, denominación
que es histológicamente incorrecta, ya que el tumor benigno
de las glándulas mucosas en esta localización es una
rareza. Estas neoplasias se identifican generalmente en las fases
mas avanzadas del diagnóstico diferencial de nódulos
y masas pulmonares.
Los tumores que constituyen este grupo son en realidad
carcinomas de baja malignidad, cuyas principales variedades son:
a) Cilindroma o carcinoma adenoide quístico.
b) Carcinoma mucoepidermoide.
c) Tumor mixto bronquial, similar al de las glándulas salivales.
d) Carcinoide. Es el más frecuente de este grupo y tiene
una estructura histológica similar a un carcinoma, pero
su conducta es intermedia entre la benignidad y la malignidad:
infiltran localmente pero da escasas metástasis. Estos
tumores, que derivarían de células neuroendocrinas
con gránulos argentafines, pueden producir serotonina y
dar origen a un síndrome caracterizado por bochornos, broncoconstricción
y diarrea, llamado "síndrome carcinoide". Conviene recalcar
que la producción de serotonina no es exclusiva de este
tipo histológico. Entre sus características está
la de ser muy vascularizados, de manera que se manifiestan a menudo
por hemoptisis y su biopsia endoscópica suele provocar
hemorragias importantes, por lo que debe evitarse.
Características clínicas, diagnóstico
y tratamiento
Los tumores semimalignos son de crecimiento lento
y baja capacidad invasora, por lo cual sus manifestaciones son básicamente
locales. Se desarrollan en bronquios mayores, dando frecuentemente
origen a complicaciones obstructivas.
El proceso diagnóstico sigue las mismas
etapas que el cáncer, pero una vez demostrada su naturaleza
más benigna puede considerarse como un problema local, con
buena respuesta al tratamiento quirúrgico
TUMORES LINFORRETICULARES DEL PULMON
Las lesiones linforreticulares (linfomas) son
lesiones malignas del tejido linforreticular que se manifiestan
básicamente por aumento de volumen de ganglios linfáticos,
con o sin síntomas generales. Pueden afectar a otros órganos,
entre ellos al pulmón, y en ese caso, generalmente corresponden
a lesiones secundarias. Los linfomas primarios son muy raros y corresponderían
a aproximadamente el 1% de todos los linfomas y al 0,5% de todos
los tumores pulmonares. La mayoría son linfomas no Hodgkin
de células B, de bajo grado similares a los descritos en
otras localizaciones extranodales. La enfermedad de Hodgkin pulmonar
primaria es muy rara, correspondería solamente al 1% de todos
los casos de enfermedad de Hodgkin y generalmente se trata de una
invasión por extensión directa desde el mediastino
o por recurrencia hematógena.
Un 90% de los pacientes con linfomas presenta
compromiso intratorácico en alguna etapa de su enfermedad.
Ésta se caracteriza por adenopatías, habitualmente
asimétricas y bilaterales, ubicadas con mayor frecuencia
en el mediastino antero-superior y medio. En menos de un 30% de
los pacientes se observa compromiso pulmonar con nódulos
o masas, únicas o múltiples, ocasionalmente excavadas.
Puede observarse también derrame pleural debido a estasia
linfática por el compromiso ganglionar mediastínico.
Los síntomas y signos de la enfermedad
guardan relación con los órganos comprometidos. La
mayoría de los pacientes consulta por adenopatías
periféricas palpables, pero un 6 a 10% puede presentar exclusivamente
compromiso ganglionar mediastínico, consultando por disnea,
tos o dolor pleural si hay compromiso pulmonar asociado. En etapas
avanzadas de la enfermedad, o cuando el paciente está en
quimioterapia, es frecuente la infección pulmonar por microorganismos
oportunistas, planteándose el diagnóstico diferencial
entre recidivas del tumor, infecciones y daño pulmonar por
las drogas empleadas en el tratamiento.
TUMORES METASTASICOS
Un 30% de las neoplasias de todo el organismo
dan metástasis al pulmón y en la mitad de estos casos
estas comprometen sólo este órgano. Esta alta frecuencia
se atribuyó al hecho de que el pulmón recibe toda
la sangre venosa proveniente de todos los demás órganos.
Sin embargo hoy se sabe que no es suficiente que una célula
tumoral llegue a un órgano, sino que su asentamiento depende
de la existencia de receptores y condiciones bioquímicas
aptos para ello.
Las células tumorales desprendidas de un
tumor primario pasan a la sangre donde muchas son destruidas y otras
sobreviven, se implantan y se desarrollan en los capilares pulmonares.
Las metástasis así originadas pueden, a su vez, liberar
células tumorales que diseminan la enfermedad al resto del
organismo. Células del tumor primitivo también pueden
llegar al pulmón por vía linfática, generalmente
por compromiso ganglionar y flujo linfático retrógrado,
originando una linfangiosis carcinomatosa difusa en el tejido pulmonar.
Estas dos formas de diseminación, hematógena y linfática,
explican que la enfermedad metastásica pueda manifestarse
en la radiografía de tórax básicamente por
dos tipos de imágenes:
a) nódulos o masas, generalmente múltiples
(Figura 38-1), de tamaño variable.
b) imágenes reticulonodulares difusas. Esta
forma de diseminación, que semeja una neumonía intersticial,
suele observarse con mayor frecuencia en tumores primarios de
mama y pulmón.
![](images/38OtrosTumores.gif)
Figura 38-1. Metástasis
pulmonares: imágenes nodulares dispersas de diferente tamaño.
Los síntomas y signos de las metástasis
pulmonares son variables, dependiendo de su localización
y extensión. Usualmente son poco sintomáticas, predominando
los síntomas propios de la enfermedad primaria. Cuando hay
compromiso bronquial, los síntomas son indistinguibles de
los de una neoplasia pulmonar primaria. La linfangiosis carcinomatosa,
al igual que el resto de las enfermedades con compromiso intersticial,
se caracteriza por disnea. Con alguna frecuencia, las metástasis
pueden excavarse, simulando TBC, abscesos, etc.
El diagnóstico debe sospecharse en todo
paciente que presente imágenes pulmonares como las descritas,
especialmente si son portadores de una neoplasia primaria de cualquier
órgano. Los tumores primarios que con mayor frecuencia dan
metástasis pulmonares son: melanoma, tiroides, mama, colon,
riñón, estómago, testículo, páncreas,
y útero. Cuando las metástasis son la primera manifestación
de enfermedad neoplásica, puede ser conveniente precisar
su tipo histológico, ya que éste puede orientar en
la búsqueda de un tumor primario susceptible de terapias
específicas (hormonoterapia en cáncer de mama, quimioterapia
en coriocarcinoma, etc.). Para ello se utilizan los mismos procedimientos
descritos en el estudio del cáncer pulmonar primario. En
el diagnóstico diferencial de las linfangiosis carcinomatosas
deben considerarse las enfermedades que se manifiestan con el patrón
radiográfico reticulonodular. En los pacientes que han recibido
radio o quimioterapia, deben considerarse la neumonitis actínica
y la toxicidad pulmonar por drogas. La biopsia transbronquial tiene
buen rendimiento en el diagnóstico de linfangiosis carcinomatosa,
dado el carácter difuso de la lesión.
La presencia de metástasis pulmonares
implica neoplasia diseminada y es de muy mal pronóstico.
Su tratamiento es el del tumor primario. Cuando no existe terapia
específica, puede efectuarse un tratamiento paliativo, como
radioterapia, para permeabilizar bronquios obstruidos. En la linfangiosis
carcinomatosa el tratamiento corticoidal alivia transitoriamente
la disnea, probablemente por su efecto antiinflamatorio. Las metástasis
pulmonares únicas pueden ser resecadas en los pocos casos
en que el tumor primario tenga un buen control local y no se haya
demostrado metástasis en otros órganos. |
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