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Cuando la disnea forma
parte de un conjunto de síntomas, el diagnóstico
se enfrenta generalmente de acuerdo al patrón del conjunto,
pero hay casos en que la disnea es el síntoma único
o predominante. En este capítulo se aborda el proceso diagnóstico
en esta última situación.
La disnea es una sensación
que abarca un amplio espectro que va desde lo que siente el sujeto
sano que exige su aparato respiratorio al límite de su
capacidad, hasta la permanente angustia del enfermo que siente
la dificultad respiratoria, incluso en reposo. La escala entre
ambos extremos es tan gradual que, en los casos de instalación
paulatina, el paciente demora un tiempo en captar el cambio y
consulta cuando la disnea ya interfiere notoriamente con sus actividades.
Es corriente que, en sus primeras etapas, se
atribuya la molestia a falta de entrenamiento físico, a
sobrepeso o a la edad, siendo a veces necesario un interrogatorio
dirigido para que el paciente tome conciencia de una limitación
a la cual se ha habituado. Diferente es la situación en
la disnea aguda que aparece súbitamente, en la cual la
angustia que produce es motivo de consulta urgente.
Por
tratarse de una sensación subjetiva puede haber problemas
de comunicación, siendo conveniente que el paciente explique
lo que quiere decir al relatar sus molestias. La palabra "cansancio"
puede referirse tanto a dificultad respiratoria como a fatiga
muscular de las extremidades inferiores, y se puede llamar "ahogo"
a la disnea, al trapicamiento o a una crisis de angustia. Comprobado
que lo que aqueja al paciente es disnea, es útil considerar
su forma de inicio, con lo cual se limita el número de
enfermedades a considerar. A esta primera aproximación
se agregará la información que aportan el examen
físico y los dos exámenes auxiliares de mayor utilidad
en este análisis diagnóstico, que son la espirometría
y la radiografía de tórax. La medición de
gases arteriales está indicada si se plantea además
la existencia de insuficiencia respiratoria.
La espirometría
permite definir la existencia y el tipo de alteración ventilatoria,
objetivar su magnitud y reversibilidad con broncodilatador
y establecer un punto de partida para el control de la evolución
espontánea o bajo tratamiento. La identificación
de un patrón restrictivo estrecha el campo diagnóstico
y el de una alteración obstructiva, da inicio a una pauta
que se verá más adelante. Es importante recordar
que es este caso, la magnitud de la disnea se relaciona mejor
con los índices de hiperinsuflación que con
el VEF1.
Si el examen resulta normal
puede tratarse de una afección episódica, como el
asma, o de una disnea por aumento de demanda ventilatoria(altura,
anemia, intoxicación CO, ansiedad). En casos de disnea
extrema, es probable que el paciente no pueda colaborar adecuadamente
como para hacer el examen.
La radiografía de
tórax permite demostrar o descartar alteraciones pulmonares
o cardíacas detectables por este medio: lesiones del parénquima
pulmonar, neumotórax, derrame pleural, cardiomegalia, etc.
POSIBILIDADES DIAGNOSTICAS ANTE UNA DISNEA DE
INICIACION BRUSCA
-
Obstrucción
bronquial difusa: mientras
el paciente está con disnea las sibilancias casi
siempre están presentes, de manera que el problema
básico no es detectar la obstrucción sino
su causa. No es siempre fácil determinar si se trata
de una primera crisis de asma o de una bronquitis por infección
o irritantes. Los antecedentes alérgicos pueden inclinar
hacia asma; los signos de infección respiratoria
hacia bronquitis, y la inhalación de un irritante
sugiere una bronquitis química, pero estos hechos
no son suficientemente específicos y será
la evolución la que aclare definitivamente el diagnóstico.
Esta demora no impide que se inicie de inmediato el tratamiento
del trastorno fisiopatológico obstructivo, común
a todas estas condiciones.
- Obstrucción
aguda de la tráquea o laringe:
se manifiesta por estridor y puede deberse a laringoespasmo,
epiglotitis o aspiración de cuerpo extraño,
en cuya diferenciación es importante la anamnesis y
ayuda el patrón característico de la curva flujo-volumen,
pudiendo ser necesaria la endoscopia.
-
Neumotórax
espontáneo:
cabe sospecharlo ante disnea
y dolor pleural de iniciación súbita, sobre
todo en un individuo joven longilíneo o personas con
causas predisponentes, como enfisema y algunas enfermedades
intersticiales. Cualquiera sea el resultado del examen físico,
debe hacerse una radiografía de tórax para ratificar
el diagnóstico y cuantificar la cuantía del
neumotórax.
- Embolia pulmonar:
si existen condiciones predisponentes para tromboembolismo,
una disnea y taquipnea agudas pueden ser su única manifestación.
Al plantearse la sospecha , debe investigarse la trombosis
venosa de extremidades y la embolización pulmonar mediante
angio-TAC, angiografía o cintigrafía.
- Edema pulmonar
cardiogénico: suelen
existir antecedentes cardíacos, pero estos pueden haber
sido subvalorados o tratarse de un infarto agudo del miocardio.
Con frecuencia el enfermo presenta la molestia en decúbito
y se alivia al sentarse(ortopnea) o puede presentar expectoración
espumosa blanca o rosada característica de edema pulmonar.
Generalmente se auscultan abundantes crepitaciones basales
y el examen cardíaco suele ser anormal. La radiografía
muestra congestión pulmonar y edema alveolar, usualmente
en forma simétrica. La cardiomegalia es frecuente,
excepto en infarto del miocardio y algunas valvulopatías
mitrales.
- Edema pulmonar
de permeabilidad: en todo
paciente que tenga alguna de las condiciones capaces de llevar
a un distrés respiratorio del adulto como sepsis, shock,
quemaduras, pancreatitis, politraumatismos, inhalación
de gases irritantes, ahogamiento por sumersión, etc,
la situación es diferente: no se debe esperar que el
paciente se queje de disnea sino que vigilar estrechamente
al paciente para detectarla la condición apenas se
manifieste. El aumento de la frecuencia respiratoria es muy
sensible y, aunque es inespecífico, si aparece no hay
que ignorarlo. La comprobación de una reducción
progresiva de la capacidad vital es un signo de gran valor,
que frecuentemente precede a la alteración radiográfica.
Igual valor tiene el aumento de la diferencia alvéolo-arterial
de oxígeno. Ante la menor sospecha de esta complicación,
el enfermo debe ser referido a un centro asistencial que cuente
con una unidad de tratamiento intensivo. Este tipo de edema
debe también sospecharse si la disnea se presenta en
una persona que ha subido rápidamente a la altura,
POSIBILIDADES DIAGNOSTICAS
ANTE UNA DISNEA DE INICIACION GRADUAL
- Enfermedad
pulmonar crónica obstructiva(EPOC):
es la causa más frecuente de disnea gradual progresiva
y su estudio se expone en el capítulo 36.
-
Derrame
pleural: la acumulación de líquido
puede manifestarse sólo por disnea. El examen físico
y la radiografía son aclaratorios.
-
Enfermedades
infiltrativas difusas: con frecuencia su primera manifestación
es la disnea progresiva con examen físico e incluso
radiografía, poco concluyentes. La espirometría
y los gases en reposo y ejercicio dan alteraciones restrictivas
y trastornos /Q
característicos. Cuando hay antecedentes de exposición
ambiental o de uso de ciertos medicamentos, es posible identificar
agentes causales.
- Enfermedades neuromusculares:
generalmente la enfermedad causal es evidente antes de la aparición
de la disnea cuya generación es compleja y puede presentarse
antes de sea evidente la fatiga o el compromiso de la musculatura
respiratoria .
-
Hipertensión
pulmonar primaria o secundaria: la disnea en esfuerzos
es muy frecuente y estaría relacionada importantemente
con la limitación del flujo cardiaco.
-
Disnea psicogénica:
puede sospecharse de partida por su relación con
el estado emocional, suspiros frecuentes, sensación
de no poder tomar todo el aire que quisiera, falta de relación
con el ejercicio y, obviamente, ausencia de otra enfermedad.
La espirometría normal rubrica el diagnóstico
y es indispensable para tranquilizar al paciente.
-
Obesidad:
salvo casos extremos no causa sino que agrava la
disnea debida a otras etiologías.
-
Cifoescoliosis:
el diagnóstico es obvio y debe estudiarse si
hay concomitancia de enfermedad cardio-pulmonar y evaluarse
la musculatura respiratoria.
El análisis descrito
permite llegar en la mayoría de los casos a un nivel diagnóstico
suficiente para decidir una conducta y tratamiento adecuados.
Los casos que no puedan clasificarse corresponden a formas atípicas
o a causas infrecuentes que necesitarán de un estudio especializado.
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