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El nódulo pulmonar solitario (NPS) se
define radiológicamente como una lesión pulmonar
intraparenquimatosa única, redonda u ovalada, menor de
3 cm (Figura 66-1).Las lesiones mayores de 3 cm se denominan
masas. La mayoría de los NPS son un hallazgo en una radiografía
o en una TAC de tórax en un examen de salud o indicada
por otros motivos y, si bien muchos de estos nódulos son
benignos, alrededor de un 35% son tumores primarios del pulmón
y un 20 % son metástasis
La importancia de esta entidad radica en que los cánceres
pulmonares que se detectan en esta etapa, si son intervenidos
quirúrgicamente tienen un pronóstico relativamente
bueno por tratarse, generalmente, de formas iniciales. Salvo que
existan elementos muy seguros de benignidad, que no son frecuentes,
la conducta para no perder la ocasión de intervenir en
una etapa operable si es cáncer, y de evitar una operación
innecesaria si el nódulo es benigno, es compleja
y propia de un especialista.La responsabilidad del clínico
general es referirlo sin demora.
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Figura 66-1.
Nódulo pulmonar solitario. Se presenta como una sombra
más o menos bien delimitada, generalmente redondeada,
rodeada de tejido pulmonar normal y de tamaño inferior
a 3 cm de diámetro.
ETIOLOGIA
. El diagnóstico diferencial incluye
las causas neoplásicas malignas (cáncer bronquial,
carcinoma bronquioloalveolar, metástasis únicas),
infecciosas (tuberculoma, granulomas no tuberculosos, quiste hidatídico),
inflamatorias, vasculares (secuestro intrapulmonar), traumáticas
y congénitas (hamartomas, quistes bronquiales).En un estudio
de nuestra Escuela sobre 1711 casos resecados el 54% eran granulomas;
un 28% cánceres bronquiales; 6% hamartomas y el resto
otras causas infrecuentes.
PROCESO DIAGNOSTICO
La anamnesis próxima suele aportar pocos
datos que orienten al diagnóstico, ya que la mayor parte
de los casos corresponde a un hallazgo radiográfico en un
sujeto asintomático. El examen físico pulmonar es
usualmente negativo y el resto del examen físico debe orientarse
a la búsqueda de signos paraneoplásicos o de otra
neoplasia que pudiera haber originado una metástasis pulmonar.
El antecedente tabáquico y la edad avanzada
obligan a descartar un cáncer bronquial primario, y la residencia
en zonas endémicas obliga a descartar el quiste hidatídico.
La existencia de tumores en otros órganos sugiere el diagnóstico
de metástasis única, pero no lo confirma, ya que la
probabilidad de que un NPS sea metastásico en estos casos
es de sólo 50%. Las metástasis pueden aparecer simultáneamente
con el tumor primario o muchos años después.
Las características radiográficas
del nódulo pueden orientar relativamente sobre su etiología.
Un 75% de las neoplasias pulmonares primarias que se manifiestan
con NPS presentan márgenes poco definidos, frecuentemente
espiculados. La presencia de bordes nítidos, sin embargo,
no asegura benignidad. Mientras mayor es el tamaño del nódulo,
mayor es la probabilidad de cáncer. La TAC con contraste
está indicada para una mejor caracterización del NPS,
del parénquima adyacente y del mediastino, y así contribuir
a la identificación de nódulos benignos y a
establecer la etapificación en casos de malignidad.
Hay dos signos radiográficos de particular
utilidad en el estudio de un NPS:
Calcificaciones. Las neoplasias malignas
rara vez calcifican, por lo que las calcificaciones son un índice
de benignidad. Sin embargo, pueden surgir tumores en contacto con
secuelas calcificadas ("cáncer de cicatriz") y englobarlas
durante su crecimiento. En estos casos se observan pequeños
focos de calcificación aislados o en la periferia del nódulo.
En las lesiones benignas, en cambio, la calcificación ocurre
en el centro o difusamente en todo el nódulo. En los hamartomas,
que son malformaciones benignas, la calcificación suele adoptar
un aspecto patognomónico en roseta de maíz o "cabrita".
En aproximadamente la mitad de los casos en que en la radiografía
la presencia de calcificaciones centrales no es clara, una TAC permite
afirmar o descartar la presencia de calcio con certeza y definir
su distribución.
Velocidad de crecimiento. La falta de crecimiento
de un NPS durante dos o más años es índice
de etiología benigna. La velocidad de crecimiento muy rápida
tampoco es propia de neoplasias malignas: si el tiempo en que el
volumen tumoral aumenta al doble es menor de 11 días, el
NPS es con altísima probabilidad de naturaleza inflamatoria.
La posibilidad de revisión de estudios radiológicos
anteriores del paciente y su comparación con el estudio actual
es de gran utilidad, ya que permitirán determinar objetivamente
este aspecto.El control radiológico periódico puede
usarse en la medida que el riesgo de cáncer sea bajo, para
cuyo cálculo se han propuesto formulas que consideran la
edad, consumo de tabaco, características del nódulo,etc.
Si el nódulo no presenta calcificaciones
y no existen antecedentes de estabilidad radiográfica por
dos años, la búsqueda de un cáncer debe continuar
hasta descartarlo o demostrarlo con plena seguridad. Para ello existen
múltiples recursos: fibrobroncoscopia, biopsia transbronquial,
punción pulmonar transtorácica, TAC, resonancia nuclear
magnética , tomografia por emisión de positrones.,
etc.
Si se demuestra calcificaciones centrales o difusas,
o en la comparación con radiografías anteriores no
se constata crecimiento durante 2 o más años, se puede
prescindir de los exámenes invasivos y eventualmente controlar
alejadamente.
En casos en que se sospeche fundadamente un tuberculoma,
cabe iniciar un tratamiento anti TBC y controlar la respuesta mediante
radiografías, ya que la confirmación bacteriológica
directa o por cultivo en estas lesiones es baja. Ante la sospecha
de quiste hidatídico debe solicitarse una TAC, que revela
su contenido líquido, y pruebas serológicas.
La sensibilidad del examen citológico seriado
de expectoración en el NPS es de sólo un 10 a 20%.
Sin embargo, por su poca invasividad y bajo costo, puede solicitarse
siempre que no signifique demorar el estudio del paciente.
En síntesis: el estudio de un NPS debe conducir
a una toracotomía, sin retrasos innecesarios, en todas las
neoplasias potencialmente curables, y evitar la toracotomía
exploradoras en aquellas lesiones benignas que no se beneficiarán
con la resección.
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