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Como
se vio en el capítulo correspondiente las enfermedades que
pueden causar derrame pleural son muy numerosas, pero en la práctica
clínica sólo unas pocas de ellas son causa frecuente
de un derrame significativo en si mismo. El proceso que aquí
se describe esta enfocado a este tipo de derrames.
Los
síntomas asociados al derrame pleural no son específicos,
de manera que su diagnóstico se plantea usualmente
a raíz del examen físico y/o de la radiografía
de tórax. Detectado el síndrome, debe procederse a
resolver metódicamente una sucesión de interrogantes
que analizaremos a continuación. La principal fuente de nueva
información es el análisis del liquido pleural que
debe siempre hacerse a la luz del cuadro clínico.
DECISION
DE OBTENER UNA MUESTRA DE LIQUIDO PLEURAL
Cuando el derrame es muy escaso, los riesgos de
la punción pleural son importantes , de manera que no se
recomienda intentarla si el líquido no tiene un espesor de
más de 10 mm en una radiografía en decúbito
lateral sobre el lado enfermo.
Sobrepasado este límite el examen
está indicado con una excepción frecuente: si el paciente
presenta una insuficiencia cardíaca congestiva y no hay elementos
que hagan sospechar otra alternativa complicación (dolor,
fiebre, unilateralidad ,etc) es recomendable posponer la punción
y esperar el efecto del tratamiento de descompensación cardiaca.
Si el derrame se reduce o desaparece, se evita una punción
innecesaria.
En los demás casos de derrame el análisis
de laboratorio del líquido pleural tiene un reconocido valor
diagnóstico, ya que junto a los datos clínicos permite
un diagnóstico etiológico en más del 75% de
los casos. Por esta misma confianza en su rendimiento, es corriente
que se proceda de inmediato a la toracocentesis, sin una adecuada
planificación acorde al caso clínico que debe incluir::
Ajustar
la solicitud de exámenes a las alternativas razonablemente
planteables en el paciente, seleccionando aquellos indicadores
que mejor contesten las interrogantes específicas del caso,
decidiéndose de antemano qué se hará ante las
posibles respuestas. Si éstas no van a ser determinantes
de decisiones concretas, el examen debe omitirse. Además
, esta reflexión previa reduce la posibilidad de olvidar
exámenes que obliguen a repetir innecesariamente la punción.
Asegurarse que se cuenta con todo el instrumental, accesorios
y medicamentos necesarios para los procedimientos y exámenes
planeados.
Verificar que el o los laboratorios a que se enviará las
muestras estén disponibles o se tomen las providencias necesarias
para su adecuado almacenamiento, y confirmar que se cuenta con los
medios necesarios para el oportuno y correcto transporte de éstas.
Aunque algunas mediciones toleran demoras
lo prudente es que las muestras estén
en el laboratorio antes de 4 horas.o sean refrigeradas
Prever, según las condiciones del paciente, las dificultades
que pueden presentarse y según ello elegir la vía
de abordaje adecuada, requerir la ayuda necesaria e indicar la premedicación
que corresponda.
Si el objetivo es aliviar la disnea de un gran derrame debe planearse
retirar sólo un litro de líquido o controlar con manómetro
que la presión del espacio pleural no baje de menos 20ml
H2O . En caso contrario puede producirse un edema pulmonar
ex-vacuo (Capítulo 49)
Evaluar
objetivamente la propia capacidad como operador y solicitar ayuda
cuando corresponda. Existe la impresión errónea, bastante
difundida que la toracocentesis es un procedimiento tan simple e
inocuo que puede abordarse sin un entrenamiento supervigilado, lo
cual no es efectivo.
Cuando el
derrame pleural coexiste con ascitis deben considerarse dos posibilidades |
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