Polvos inhalables

Como forma alternativa de administración inhalatoria sin uso de CFC, existen en el comercio los inhaladores de polvo seco, que permiten entregar fármacos con algunas ventajas derivadas de esta forma de administración.

En este tipo de inhaladores se emplea un polvo seco micronizado, que está contenido en dosis medidas en distintos tipos de contenedores que mantienen el polvo seco. Una vez perforado el contenedor, la propia inspiración del paciente dispersa el polvo, que ingresa a las vías aéreas con la inspiración.

Los reservorios pueden ser cintas con dosis múltiples contenidas en el interior de los equipos (sistemas turbuhaler o diskhaler) o cápsulas que deben ser introducidas al equipo por el paciente, con mayor manipulación por lo tanto (sistema handihaler por ejemplo).

Para lograr el correcto funcionamiento de los polvos inhalables debe sobrepasarse un flujo inspiratorio mínimo (de alrededor de 0,5 L/s), lo que puede ser difícil de lograr en niños menores de cinco años. Generalmente no hay problemas en los adultos, incluso en crisis de asma. Obviamente, la mayor ventaja de estos equipos es que ellos no requieren de coordinación entre activación e inhalación, como en los IDM.

Con estas forma de terapia inhalatoria se logra un efecto similar al de los inhaladores presurizados sobre la función pulmonar y los síntomas. Los inhaladores de polvo seco tienen buena aceptación entre los pacientes, ya que su uso es generalmente más simple. Sin embargo, su precio es más alto que el de los inhaladores presurizados, lo que limita su empleo.

 
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